lunes, 18 de julio de 2011

Guía de perplejos (4)

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Continuamos con la Guía de perplejos que nuestro amigo JSB, el observador perezoso, viene elaborando. Hoy, se presentan dos nuevas fuentes de perplejidades.

7.- La falacia racionalista

Parece ser que desde Aristóteles se define al ser humano como animal racional (definición por género próximo y diferencia específica). No obstante esto es esencialmente falso. Somos un combinado de racionalidad y sentimentalidad (emocionalidad, pasionalidad, etc.).Algunos extranjeros quedan perplejos cuando un carpetovetónico afirma no ser pesimista, sino realista cuando ve la botella medio vacía….



Vasos medio llenos: puntos de vista.
(De nttm.com.ar)

Ver la botella medio llena o medio vacía, nos sitúa en la dimensión 100 % emocional (no racional). En la dimensión racional (no emocional), lo único que se podría decir es que el nivel de líquido en la botella es del 50 %. Otro caso paradigmático es el de la sensación térmica, con 15 grados centígrados hay quien siente frío, mientras otro se encuentra acalorado. Sin embargo el termómetro solo dice que el nivel de mercurio se ha parado en la marca que señala 15 grados.

Por tanto el problema del cambio climático no debe aperplejarnos. Aunque la tierra tuviera un termostato y pudiéramos regular la temperatura, seguro que habría pleito. En todo caso, siempre existirían ganadores y perdedores netos. Imaginemos que la temperatura media del planeta subiera 15 grados, pues nada, a emigrar a Siberia o al Canadá.

8.- Ética versus Moral

Si se pregunta a alguien que diferencia hay entre Etica y Moral, probablemente dirán que son sinónimos o por lo menos algo muy parecido.

Sin embargo estos términos se encuentran en oposición radical. Según la mejor doctrina, la Ética contempla las normas de comportamiento que tienden a garantizar y proteger la vida y el bienestar del individuo, mientras que la Moral predica lo mismo pero relativo al grupo social.

La perplejidad se produce cuando un comportamiento es “ético” pero “amoral” o viceversa. Por ejemplo en un estado de guerra declarada, el sacrificio del individuo a favor de la nación es considerado moral, y sin embargo es antiético por excelencia.
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