jueves, 22 de diciembre de 2011

Cunqueiro en otoño

.
En otoño, que hoy se nos va, sobre todo cuando en Madrid entra de verdad como tal - y llueve y la ciudad se vuelve gris otra vez - al buzo se le va la imaginación en pensar en lo bien que se estaría por los caminos y trochas de Galicia con mi señor Don Álvaro Cunqueiro.


Estatua de Álvaro Cunqueiro sentado observando 
la catedral de Mondoñedo. (Jesús Vila. En es.wikipedia.org)

De de este modo se imagina con él, por ejemplo, saliendo de Pontedeume envueltos en la niebla matinal, discutiendo qué sería mejor, si ir a Monfero por la mañana – y no dejar de entrar en la iglesia a rezar a la Virgen de Cela y a ver los enterrados de los Andrade - y a Caaveiro por la tarde, o viceversa. O cómo podríamos haber ido el 18 de octubre a dar una vuelta por As San Lucas a Mondoñedo por ver llegar a los potros enristrados, peludos, cortos de pata y tercos de casco y esperar a ver si tras las manadas baja un rey celta.

O tratar de hacernos los encontradizos por los soportales del Cantón, por ver si volvía a aparecer al enano que traía recados del rey Cintolo y que, de paso, Don Álvaro me recordara y enseñara bien los signos, (el animal con el que empareja, lo que sueña, las cosas que pierde…), por los que descubrir a los reyes ocultos. 


Torre de los Andrade. Puentedeume.
(Kullman. En gl.wikipedia.org)


Y si quizás, en Santiago, nos acercaríamos por la tarde a la taberna de El Padre Benito, a ver si seguían pintados en la pared, brotando de la boca de un franciscano arrodillado, los versos:

O que quira beber viño
Branco e tinto do ribeiro,
Que veña ao Padre Benito
que o ten do verdadeiro.

Y también, y sobre todo, por ver si, por fin, le tenían ya dispuesta al buzo su propia taza numerada para beber del ribeiro. Que sería lo suyo que fuera numerada con el número 24, justo después de la 22 de Don Álvaro y de la 23 del escultor Eiroa

O pongamos que, estando en Mondoñedo, acabaríamos parando en la taberna de Póngalas, para beber de ese vino que no es el mejor, pero - lo que tendrá - que, cuando les peta, vienen a probarlo las Benditas Ánimas del Purgatorio, como aquella tarde que vinieron veinticuatro y cada una se sirvió cuatro veces, como tiene contado mi señor Cunqueiro.



Lo que, todo lo anterior, no es sobrenatural sino el modo en que el lector suele quedar después de leer la brillante prosa y el divagatorio discurrir y contar de Don Álvaro Cunqueiro en cualquiera de sus libros, pero en especial, en El Pasajero en Galicia o en Tesoros y otras magias, por ejemplo.

Se cumple en este 2011, (en concreto hoy, 22 de diciembre), el centenario del nacimiento del gran vate gallego que ha resultado, digamos, esotérico y oculto. Lástima es, por una parte, que tan gran escritor y en tal evento, haya pasado tan desapercibido y que no se haya aprovechado el centenario para recordar - y editar - su obra como merece. (Ver nota final). Podría habérsele, también y aprovechando la circunstancia, dedicado el vuelo del globo aerostático de Betanzos del San Roque de este año, que tanto habría placido a Don Álvaro contemplarlo desde dónde se encuentre.


Retrato de Álvaro Cunqueiro (Agencia Efe)

Pero, de otro lado, el buzo se siente casi mejor de este modo y así sentir que es de los escogidos, de los pocos y selectos, de la cofradía secreta que guarda veneración y tiene por bandera a uno de los mejores escritores  españoles del siglo XX y, desde luego, al más cumplido escritor gallego que “coa sua obra fixo que Galicia durase mil primaveras mais”.

Notas.

- Un buen resumen de la vida y obra de Álvaro Cunqueiro se puede ver en el Centro Virtual del Instituto Cervantes, al que aquí les enlazo.
- Una inteligente aproximación al pensamiento y estilo del escritor gallego es Alvaro Cunqueiro, juglar sombrío, excelente biografía ideológica escrita por Manuel Gregorio González que ganó con ella, en 2007, el Premio de Biografía Antonio Domínguez Ortiz.
- Existe, disponible en la red, la entrevista que le fue realizada por Joaquín Soler Serrano en el programa de TVE, A fondo, donde se refiere, en extenso, a su vida y obra. 
- Esta entrada glosa, por encima de otras, la figura de Álvaro Cunqueiro como periodista erudito y  como escritor costumbrista. También fue, como es sabido, poeta eximio, dramaturgo notable, gran gourmand y novelista sorprendente. En esta última faceta, la obra de Cunqueiro que prefiere el buzo es Las crónicas del sochantre, editada en Destino y, a día de hoy, prácticamente inencontrable.
- Otras entradas del blog en que se habla de Cunqueiro: Un nuevo santo (2 de mayo de 2011).


Nota final (30-12-2011)
Una semana después de haber escrito la entrada, debo rectificar lo dicho. Se ha realizado una nueva edición - en dos tomos - de una buena parte parte de la obra de Cunqueiro en la habitualmente excelente Biblioteca Castro. Sin embargo, mantengo lo dicho en lo que se refiere a las ediciones individuales de las novelas - que en castellano estaban en Destino - que son inencontrables.
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario