lunes, 28 de mayo de 2012

Viajes y otros viajes


El pasado 25 de marzo murió en su querida Lisboa el escritor italiano Antonio Tabucchi. Como homenaje al autor de Sostiene Pereira, nada mejor que leer su último libro publicado en España, (por cierto el mismo mes de su muerte). 



Se trata de Viajes y otros viajes, que es una recopilación de artículos de viajes. Publicado primorosamente por Anagrama, trae en su portada una deliciosa foto de Robert Doisneau, titulada Sur les quaies du Seine de 1957, en que, en una chocante moto de tres ruedas, viajan por delante del conductor una señora y un perrete milou.

Es un libros de relatos de viajes a lugares, con alguna excepción, muy queridos por Tabucchi; esos lugares a los que cuando llegas por primera vez te parece que has estado siempre y que hace uno suyos de forma inmediata. Hay poco de guía y mucho de reflexión intelectual  y sentimental. 


Tabucchi en los cursos de verano de El Escorial en 2008
(De Rebeca Yanke en wikipedia)

Al buzo este libro le trae el aire de El Danubio, otro gran libro de viajes de otro italiano, Claudio Magris. Lo que en Magris es reflexión sobre la Europa central, representada por el Danubio, sus lugares y sus gentes, en Tabucchi podríamos decir que, de una forma más vaga, estamos ante la reflexión y el amor a una Europa meridional: Portugal e Italia, por supuesto, pero también la Francia mediterránea, España, Creta, Grecia… Hay, también, excursos a otros lugares, pero es una meridionalidad profunda y orgullosa la que, creo,  recorre el libro. 

Lástima que, con su muerte, no podamos soñar con una continuación, que tanto nos gustaría, de esta línea de discurso. También nos hemos quedado sin saber que fue de Francois Baudin, nombre que tomó Pereira cuando huyó, horrorizado, del Portugal de Salazar.


Nota

En el libro, figuran  varios pasajes relacionados con la India. En uno de ellos, Hacia Mahabalipuram, Tabucchi, desde un taxi parado en un atasco, compadecido por un motorista que transporta un bulto que es un cadáver, y queriéndolo acompañar en el dolor, no acierta a decirle mas que “I am Italian” que el indio no parece comprender. Sin embargo al arrancar el coche, Tabucchi puede ver como  el motorista alza los brazos y sonriendo le grita ¡Vespa! ¡Vespa!, manifestándose de esta forma, a través de la marca de una scooter querida y conocida, la comprensión y el hermanamiento entre hombres y culturas tan diferentes. Este relato fue el que motivó mi anterior entrada Las vespas.

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