martes, 29 de enero de 2013

Dos cruces. Carmelo Larrea


En octubre del pasado año trajimos a La perplejidad del buzo a Carmelo Larrea, grandísimo compositor de música popular,  de boleros en concreto, cuyas canciones fueron clave en la  banda sonora  de los años 50 y 60 del pasado siglo y, aún hoy, siguen formando parte de nuestras vidas.

Estábamos en 1952 con Carmelo Larrea y con su éxito “No te puedo querer” en Sevilla. Como contaba Manuel Barrios en ABC , (Ver la columna “Boceto en la distancia”, de 31-08-1998), “…vivir en Sevilla suponía un obstáculo casi insalvable para alcanzar el triunfo”. Por ello, visto desde aquella bohemia de Sevilla, viajar a Madrid, era la gran oportunidad.


Cuenta Manuel Barrios que cuando a Carmelo Larrea se le presentó la oportunidad en la capital de España, como no tenía dinero se le ocurrió componer alguna música para publicidad que sirviera para anunciar algo en la radio. Tras algunas gestiones, le surgió la oportunidad de anunciar una marca de anís local. Para ello se puso en contacto con un letrista que comenzaba a destacar, Camilo Murillo, y le explicó el asunto. Se juntaron  en un bar y  Murillo escribió la letra:

“Es el anís del Coral/ el mejor de los licores;/ da dulzor al paladar/ y a la boca olor de flores..”

Con esta letra, Larrea compuso lo que hoy llamaríamos un “jingle comercial" y después de su marcha a Madrid, continuaría produciendo más composiciones extraordinarias.

La siguiente gran canción compuesta por Carmelo Larrea fue “Dos cruces”; extraordinaria composición que desde su creación  en 1954, ha sido interpretada por centenares de cantantes: desde las clásicas de Jorge Gallarzo, María Dolores Pradera o los Panchos , a las actuales de Paloma San Basilio o El Cigala, pasando por las de José Feliciano, (magnífica), Milton Nascimento Nana Mouskouri o, también, por la también flamenca de Antonio Molina o la coral de Los Sabandeños.


A mi juicio, el extraordinario éxito de Dos cruces, se debe a su letra.  Después de un inicio de la canción con letra de bolero convencional en el inicio: Sevilla, la luna plateada, la noche callada…, se pasa a la formidable sorpresa del estribillo, con la insólita imagen de los amores enterrados bajo dos cruces en el monte del olvido; llevando los amores que se acaban a un potente imaginario: el funerario. En los años en que las letras de las canciones populares eran el fundamento de “la educación sentimental” de los españoles, como sostenía Manuel Vázquez Montalbán, la combinación era, inevitablemente, de éxito, como así sucedió.

Desde el punto de vista de la “vida del artista”, lo insólito es que, después de llevar varias bandas sonoras de películas y bastantes canciones de éxito, Carmelo Larrea, que en un país normal se habría podido ya retirar para vivir sólo de los derechos de autor de “No te puedo querer” y “Dos cruces”, andaba en esos años de músico de orquesta en cruceros por el mar Báltico. Lo que sólo puede explicarse desde una mezcla de mala administración y de amor por la vida bohemia y viajera que durante tanto tiempo había llevado como músico de circo.
.

1 comentario:

  1. Yo prefiero la música a la letra; pero hay que reconocer que la letra, tanto en "Dos Cruces", como en "Camino Verde", es extraordinaria; un compendio del habla común con el habla sofisticada. Pero si la música hubiero sido mediocre, no hubieran tenido estas bellas canciones, el éxito merecido que han tenido. Sé poco del señor Larrea, pero creo que aparte de ser bohemio; lo que no le perdonaron en el Bilbao exclusivista étnico, es que fuera demasiado español y ¿¿"poco vasco"??, según los exclusivistas; claro. Por eso no era conocido aquí en Bilbao, aparte de que viajó mucho y cambiaba bastante de empleo; creo.

    ResponderEliminar