martes, 25 de febrero de 2014

Etta James en febrero.

En muchos sentidos, Etta James se parece a Ray Charles en su infalible habilidad para hacer frente a, (y, a veces combinar), todos los géneros de la música popular americana: rock and roll, blues, country, gospel, jazz y pop puro; soul y rhythm and blues, manteniendo al mismo tiempo una identidad y un sonido propio; y ello a lo largo de una carrera de cinco décadas impresionante por su consistencia.

Traslado este comentario tomado, literalmente, de una reseña discográfica de allmusic.com. Describe, creo que perfectamente, las características de esta intérprete a la que la revista Rolling Stone le adjudicó el número 22 de la lista de los cien mejores cantantes de todos los tiempos.


Un buen ejemplo de esa capacidad protéica y ese dominio de los géneros más variados es su interpretación, en 1997, de la canción If I Had Any Pride Left at All, (del album Love's Been Rough on Me), que en la voz de John Berry triunfó, dos años antes, en las listas de música country. Su versión de esta canción de amor desgarrada y triste, es profunda, sabia y a la vez serena, con su voz de contralto ligeramente más grave que en los inicios de su carrera, llevando suavemente el country originario a un standard universal con mucho soul.

Estamos ante una Etta James que ha dejado atrás sus infiernos particulares de alcoholismo y drogadicción de la década de los ochenta y que está construyendo su segunda etapa profesional, tan interesante o más  que su innovadores y deslumbrantes inicios, con canciones como At Last, Tell mama, I’d Rather Be Blind o  I Just Want To Make Love To You.



Es una etapa de reconciliación, con reinvención de grandes temas del soul,  como  It's a Man's Man's Man's World o  I've Been Lovin' You Too Long; o de standards, como Night and Day,  Come Rain or Come Shine o  Cry Me a River; y también con nuevas canciones, como The Blues is My Business, que es un auténtico pelotazo (pepino) de rhythm and blues.

Para el buzo, If I Had Any Pride Left at All ha sido la canción de este frío y lluvioso mes de febrero de 2014 y el inicio de una renovada admiración por Etta James, que espero lleguen a compartir.

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