martes, 15 de diciembre de 2015

Las extrañas y aún desconocidas frivolidades de madame Curie. Lorenzo Saval.

Conveniente distancia y discreción, elegante ironía y unas radioactivas medias rosadas en una insólita y sugerente nueva forma de imaginar a madame Curie. Es lo que encontramos en el sorprendente poema de título Las extrañas y aún desconocidas frivolidades de madame Curie, del escritor, pintor y editor Lorenzo Saval.




Retrato coloreado de madame Curie

Las extrañas y aún desconocidas frivolidades de madame Curie.

Carta encontrada en un antiguo baúl abandonado

Querido Andrés:

        He conocido a Marie Curie en la bañera de mi hotel.
No, no estoy loco como podría parecer ni tampoco he sufrido una alucinación.
        Al abrir la puerta del cuarto de baño me encontré a la señora Curie disponiendo con toda libertad de mi bañera. Sí, estaba allí desnuda haciendo unos extraños experimentos con la espuma del jabón.
        Lo primero que me llamó la atención fueron unas radioactivas medias rosadas que se balanceaban como si tuvieran vida en el toallero, de verdad Andrés, te empujaban a cometer una locura.
                Inmediatamente verme me dijo:
-         Madame Curie, pero puede llamarme Marie – dudó un instante para luego agregar Marie Salomea Sklodowska.
        Sin salir de mi asombro le pregunté por la temperatura del agua. ¿Qué otra cosa podría decirle?  Parfaite, contestó, es usted muy amable, pero a qué espera, en toda bañera hay siempre espacio para dos.
        Toda una lección, viniendo de tal eminencia.
        No lo creerás, pero tuve la serenidad para desnudarme e introducirme tímida y torpemente en el agua.
        Estuvimos horas sumergidos entre las pompas de jabón. Hablamos de todas esas cosas que una mujer y un desconocido pueden hablar en la bañera de un hotel.
        Cuando la conversación llegaba a su fin se levantó y me dijo en polaco algo que no llegué a entender. Luego se colocó sus maravillosas medias rosadas y desapareció por la puerta.
        Química, pura química mi querido Andrés,
      
        Un abrazo, Blaise.

(trad O.Thomson)


Lorenzo Saval (Santiago, Chile; 1954) 

                                                                                               Ver más en La alegría de las musas

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