miércoles, 2 de marzo de 2016

Einstein y las ondas gravitatorias. David Jou.

Varias semanas después de la primera detección directa de las ondas gravitatorias, realizada en el observatorio LIGO en USA, con la participación de más de mil científicos; recordamos el poema Einstein y las ondas gravitatorias  del físico y poeta catalán David Jou


Ilustración de ondas gravitacionales producidas por dos agujeros negros.
(Imagen: Henze/NASA en www.ligo.caltech.edu)

Se habla en él, de los oscuros sonidos surgidos del tambor del espacio-tiempo: las ondas de gravitación pura que nadie había oído, salvo Einstein en sus cálculos. Se mencionan, también, los cilindros de acero hipersensibles escrutando el cielo a la busca de la onda que no llega; y la legión de científicos afanados en explorar las delicadas vibraciones de la tiniebla. Y nos exhorta a seguir abriendo las ventanas al espacio y llenarnos de infinito.

 Einstein y las ondas gravitatorias

Más allá de la música de las esferas,
Einstein escucha un tam-tam oscuro
en el tambor tenso del espacio-tiempo,
ondas de gravitación pura
que jamás ha oído nadie
sino él en sus cálculos.
Cilindros de acero frío, hipersensibles,
escrutan todos los cielos a la búsqueda
de un eco, de un hálito de onda que no llega.
Y cada vez son más los que se afanan,
con instrumentos y números, a explorar
las más difíciles titilaciones de la tiniebla,
ritmos escurridizos y elusivos.
Haced como ellos:
llenaos de infinito,
y dejad entrar al espacio por las ventanas abiertas.

David Jou i Mirabent, (Sitges, 1953).

Ver más en La alegría de las musas

1 comentario:

  1. Por lo que conozco del tema, parece ser que lo que se esperaba encontrar era una partícula (el gravitón), análoga al fotón o al electrón.
    No concibo una onda sin materia que la soporte, lo cual que no me aclaro.

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