El 25
de julio la temperatura (real) en Madrid alcanzó los 37 C. Un día muy
caluroso. Diana Krall salió con su grupo poco después de las nueve y media al
escenario del Circo Price, de acústica y tamaño ideales para su actuación.
Al
buzo le sorprendieron los instrumentos en el escenario. Habían
desaparecido las guitarras de jazz y, en
su lugar, había, por un lado, guitarras acústicas, mandolina y violines y, por
otro, guitarras eléctricas cañeras. Y, además, un segundo teclado electrónico. Después
fue viendo cómo, junto al sonido de la Diana Krall elegante y clásico de siempre, iban surgiendo otros dos estilos
con las nuevas canciones de los dos últimos discos.
El
primero con un sonido duro y desgarrado a veces, con guitarras eléctricas secas,
planas, de notas largas y sin reverberación; con el contrabajo y la batería muy
presentes. Hay apareció Temptation, una canción inimaginable para Diana Krall hasta
no oírla. Extraña canción de Tom Waits con una gran letra y en la
que, en la interpretación que oímos, el contrabajo y la batería estaban siempre en un primer plano con un solo de
guitarra durísimo y en el que la voz de la cantante se arrastró formidablemente
en el estribillo, oh, temptation,
temptation, I can't resist.
En este estilo está también otro
descubrimiento, Lonely avenue, la gran canción que Doc Pomus escribió en su día
para Ray Charles. Un blues tristísimo que suena perfecto en la voz de Krall y que no desmerece ni la versión original ni la posterior que
hiciera en su día Van Morrison.
El “nuevo”
segundo estilo es más acústico tirando, a veces, a un cierto country evolucionado y, otras, a un sonido honky tonk. Podríamos mencionar varias canciones pero me quedo,
en este caso, con la maravilla de Let it rain, lentísima y tan sentida que hace
buena una letra que podría resultar empalagosa.
A
decir de algunos críticos Diana Krall estuvo, además, simpática y distendida,
lo que por lo visto no había pasado en anteriores actuaciones en que se le
achacaba estiramiento y frialdad. O sea, demasiado cool en su papel de diva
cool del jazz.
Sea
como fuere demostró que hoy por hoy,
Diana Krall no tiene rival en su estilo. Un jazz tranquilo, melódico y convencional,
que sin embargo sigue descubriendo para su estilo nuevas canciones para
convertirlas en standards y que – eppur si muove - no deja de evolucionar. A
mejor.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario