A mis veinte años, era un auténtico fan de Simon y Garfunkel y, en continuidad,un poco más tarde de Paul Simon. Mi disco favorito de Paul Simon por esas fechas fue There Goes Rhymin' Simon.
Que no comprendí muy bien al principio, pues se alejaba de la trayectoria de gran estilo acústico y folk del cantante de Newark, combinando una gran variedad de estilos: gospel, ritmos jamaicanos,etc. Poco a poco sin embargo, me fue conquistando y temas como Kodachrome, Tenderness o Was a Sunny Day han permanecido todos estos años conmigo.
Uno de los temas más "simon-y-garfunkel" era Learn How to Fall, deliciosa canción de consejos; (ver el enlace a paulsimonsongs.blogspot.com), sobre como aprender de los errores y del derecho de todo el mundo a tener una segunda oportunidad.
La he recordado en estos días porque es la música de fondo de la escena final de la película Cuando menos te lo esperas de 2003, dirigida por Nancy Meyers y protagonizada por Diane Keaton y Jack Nicholson, (sin olvidar la refrescante presencia de Amanda Peet).
Agradable y divertida comedia en que se consigue una química precisa entre los dos protagonistas principales, (como en las grandes comedias antiguas), para la que Learn How to Fall constituye un broche perfecto.
El buzo no puede aislarse. Por eso en muchas ocasiones se encuentra extraño y perplejo por cosas y cuestiones que le rodean o que le plantean los medios de comunicación. En este blog se contarán esas extrañezas y perplejidades.
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jueves, 13 de septiembre de 2018
miércoles, 13 de septiembre de 2017
En recuerdo de Bill Evans
El 15 de septiembre se cumple el trigésimo séptimo aniversario
del fallecimiento de Bill Evans en el Hospital Mount Sinai de Nueva York, que en
los párrafos finales de la biografía Vida y música de Bill Evans, de Peter
Pettinger, se describe de la siguiente manera.
El domingo, Laurie Verchomin y Joe LaBarbera convencieron a Bill de que fuera al Hospital Mount Sinai. De camino, y a pesar de que no paraba de expectorar sangres y decía estar mareado, fue capaz, antes de desmayarse, de indicarles el camino a LaBarbera, que conducía el coche. Joe entró en el hospital llevando el cuerpo debilitado del pianista en brazos.
El domingo, Laurie Verchomin y Joe LaBarbera convencieron a Bill de que fuera al Hospital Mount Sinai. De camino, y a pesar de que no paraba de expectorar sangres y decía estar mareado, fue capaz, antes de desmayarse, de indicarles el camino a LaBarbera, que conducía el coche. Joe entró en el hospital llevando el cuerpo debilitado del pianista en brazos.
Bill Evans murió aproximadamente a las tres y media de la
tarde del día siguiente, el lunes 15 de septiembre de 1980, a causa de una
úlcera sangrante y de una bronconeumonía. Aquello no fue, sin embargo, sino el
resultado de otros muchos factores, y el más grave de todos, la hepatitis. De
joven había sufrido hepatitis, y el consumo continuado de drogas había
contribuido a empeorar el mal estado de su hígado. Durante los últimos meses,
como ya ocurrió en el pasado, Evans estaba desnutrido. Sin embargo, quienes lo
conocieron creen firmemente que fue la
muerte de su querido hermano lo que acabó con sus ganas de vivir y le hizo
abandonarse. Según Nenette, "Bill había estado urdiendo un plan para huir
de su dolor".
El lento suicidio del pianista fue doloroso, pero Evans se enfrentó a la muerte amparado por el éxtasis que le provocaba su arte.
* *
*
Bill Evans
descansa en Baton Rouge, Louisiana.”
Y es que, en efecto, en el último año y medio de Evans se
produjo un doble proceso. Por una parte, se fue produciendo una caída en
barrena de su estado de salud agravado por la vuelta a sus problemas de adicción.
Pero, por otra parte, en esa etapa se produce un renacer musical como un ave fénix.
Formó el último gran trío con, los entonces jóvenes, Marc Johnson y Joe
LaBarbera, con los que tocaba cada vez más a gusto y conpenetrado; sus
interpretaciones volvieron a ser brillantes y dinámicas; llevaron a cabo una
frenética actividad y volvió a componer temas inolvidables como Letter to Evan,
Your Story, Tiffany o Knit for Marie F, que pasaron rápidamente al repertorio
habitual.
También, en ese último año, interpretó de forma contumaz y casi obsesiva,
ya que aparece en, prácticamente, todas las grabaciones realizadas por Bill
Evans desde enero de 1979, el tema I Do it for Your Love, composición de Paul
Simon que estaba incluido en su álbum Still
crazy after these years de 1975. La canción le llegó a Evans a través del armonicista
belga Toots Thieleman que había participado como músico de sesión en la
grabación del disco mencionado.
La delicada, triste y aparentemente – sólo aparentemente –
fácil melodía de Paul Simon, pasó a convertirse en arte puro, en delicadeza y
sensibilidad extrema en el piano de Evans; en un legado que, como muchas otras de
sus composiciones e interpretaciones, está ya en la historia del jazz y en la
historia de la música.
Dejo aquí enlace a dos interpretaciones. La primera es del
26 de noviembre de 1979, del álbum The Paris Concert Edition one, grabado en
directo por Radio France en el Espacio Cardin de la capital francesa. Es una
grabación oficial, de buena calidad y con muy buen sonido, supervisada y producida por su productora
Helen Keane, que supuso la presentación “oficial” del nuevo trío.
La segunda interpretación, se produjo en la última serie de
actuaciones de Bill Evans y su trío en el club Keystone Korner de San
Francisco, durante ocho noches, entre el 31 de agosto y el 7 de septiembre, sólo unos días antes de su muerte. No
es una grabación oficial y fue editada con el título Consecration: The Last Complete Collection, casi diez años después del
fallecimiento de Evans, en 1989. Al hablar de estas grabaciones, Helen Keane expresó
que “Bill no acababa de sentirse a gusto sobre el escenario, no sabía que lo
estaban grabando y no habría consentido la publicación”.
Sin embargo tiene el
impagable valor de ser, en efecto, la última – the last – grabación del gran
pianista.
Que sigue en nuestra memoria y que hoy, en el aniversario de su muerte, queremos recordar. "Con amor y sordidez" como habría querido Esme, la protagonista del cuento de Salinger.
Que sigue en nuestra memoria y que hoy, en el aniversario de su muerte, queremos recordar. "Con amor y sordidez" como habría querido Esme, la protagonista del cuento de Salinger.
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Paul Simon
jueves, 7 de septiembre de 2017
Graceland. Paul Simon.
No se como, este 2107, ha vuelto un viejo amigo: Paul Simon. Ha vuelto con el album de 1986, Graceland, y sobre todo con el tema que le da título, que es un milagro. Fruto de varias casualidades encadenadas.
Una cinta de cassette con música sudafricana Gumbots accordion jive hits, cae en manos de Paul Simon que se interesa por la música sudafricana como, por ejemplo, los Boyoyo Boys.
A Simon le recordó vagamente los primeros pasos del rock and roll de los cincuenta. Lo que le lleva a la aventura de ir a Sudáfrica a grabar canciones con artistas locales de color que dio lugar al album de Graceland, lleno de temas de fusión.
La sección rítmica del guitarrista Ray Phiri, el contrabajo Baghiti Khumalo y el batería Isaac
Mtshali acaban haciendo sonar una cierta forma de country rápido, produciéndose un ejemplo de "cómo funciona una colaboración, incluso cuando no es consciente de que está ocurriendo", en palabras de Paul Simon. Que puso letra a la música; y ahí nació Graceland.
Canción que va a la búsqueda del country y del rock después de pasar por Sudáfrica, enriqueciéndose con el genio de unos maravillosos músicos. Con la pirueta de la letra de una canción de viaje de Mississipi a Memphis, hasta el lugar del nacimiento del rock and roll de Elvis Presley.
The Mississippi Delta was shining
Like a National guitar
Elvis, que allí grabó en 1955, la extraordinaria Mystery Train, a la que Graceland tanto recuerda.
Una cinta de cassette con música sudafricana Gumbots accordion jive hits, cae en manos de Paul Simon que se interesa por la música sudafricana como, por ejemplo, los Boyoyo Boys.
A Simon le recordó vagamente los primeros pasos del rock and roll de los cincuenta. Lo que le lleva a la aventura de ir a Sudáfrica a grabar canciones con artistas locales de color que dio lugar al album de Graceland, lleno de temas de fusión.
En una de las sesiones con el acordeonista Forere Motloheloa, que tocaba en una de las canciones del album, The Boy in
the Bubble, se produjo un sonido de la batería que suena muy como en las canciones de viaje del country y las primeras grabaciones de Sun Records, cuna del más genuino rock and roll inicial, con un ritmo muy rápido.
Canción que va a la búsqueda del country y del rock después de pasar por Sudáfrica, enriqueciéndose con el genio de unos maravillosos músicos. Con la pirueta de la letra de una canción de viaje de Mississipi a Memphis, hasta el lugar del nacimiento del rock and roll de Elvis Presley.
The Mississippi Delta was shining
Like a National guitar
I
am following the river
Down
the highway
Through
the cradle of the civil war
I'm
going to Graceland
Graceland
In
Memphis Tennessee
I'm
going to Graceland Elvis, que allí grabó en 1955, la extraordinaria Mystery Train, a la que Graceland tanto recuerda.
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