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lunes, 27 de junio de 2016

Luminarias. Los 3 Sudamericanos.

De finales de la década de los 50, en esa difusa frontera entre la música popular para adultos y los nuevos ritmos para jóvenes que iban surgiendo y posiblemente desde Chile, José Imperatore Marcone – letra  - y Galvarino Villota Aldreto – música; (los mismos compositores del tema Marcianita),  crearon este tema insólito que es Luminarias de 1963 interpretado por Los 3 Sudamericanos.




Luminarias es un fox bailable que empieza con un prometedor coro raro y largo: “Baru raru raru, Baru raru raru”, tras lo cual va la letra propiamente que se inicia con un estribillo memorable

Marilin, Brigitte y la Montiel
Marilín, Brigitte y la Montiel

Después se van describiendo a las principales estrellas o “guapas cinematográficas oficiales” de los distintos países – de dónde debe venir el título de la canción de Luminarias, se supone que en la 4ª acepción que aparece en el diccionario de la RAE como “lumbreras”. Y ahí va la letra que no tiene desperdicio.

Los franceses tienen a Brigitte Bardot,
los ingleses cuentan con la Diana Dors,
los italianos están con Gina
si en el amor hay que elegir.

Los germanos tienen a María Shell,
los americanos a la Marilin,
los españoles a la Montiel
y mi corazón te tiene a ti

Si en un concurso compitieras con ellas
siempre serías para mí la más bella

Tengo la mirada de Brigitte Bardot
y la risa tierna de María Shell…
Sin ser estrella tú eres mejor
que la Marilín y la Montiel.

Marilín, Brigitte y la Montiel




(Se repite el estribillo después del intervalo instrumental)

Si en un concurso compitieras con ellas
siempre serías para mí la más bella

Tengo la mirada de Brigitte Bardot
y la risa tierna de María Shell…
Sin ser estrella tú eres mejor
que la Marilín y la Montiel,

que la Marilín y la Montiel,
que la Marilín y …. la …. Mon….. tiel.

Y chimpón final.

Hay que destacar en Luminarias, en primer lugar el concepto: la canción da un vuelco cuando aparece la novia protagonista, después de la primera mención a las luminarias:

… y mi corazón te tiene a ti. / Si en un concurso compitieras con ellas / siempre serías para mí la mas bella…

con lo que la cosa se trasforma en una cercana y simpática canción de amor.




Después aparecen más coros de la canción, esos entrañables “taru rurá” que hacen las voces masculinas. También está la vistosa alternancia de voces masculinas con la voz femenina que hacen muy dinámica la cosa. Y el intervalo instrumental, antes de repetirse el estribillo, tiene unos arreglos de guitarra casi con sonido de bandurrias que casi nos transportan a sonidos de tuna evolucionada.

En suma una auténtica canción incunable, una perla que luce mucho en la interpretación de Los 3 Sudamericanos con la gran voz de la cantante Alma María Vaesken y que era nuestro deber rescatar.

¡Misión cumplida!


miércoles, 18 de mayo de 2016

Mentirillas. Elia Fleta.

Mentirillas de Elia Fleta es posiblemente la canción más cool del pop español de los años sesenta.

Elia Fleta, hija de uno de los más grandes tenores españoles, Miguel Fleta, tenía ya tras sí, toda una carrera en la música ligera. Había comenzado su carrera musical en 1952 formando, con su hermana Paloma, el dúo Las hermanas Fleta que tuvieron un éxito enorme en esos años.




Las hermanas Fleta

En la página web La Fonoteca se indica textualmente lo siguiente:

En un país aislado de cualquier moda, dominado de cabo a rabo por la copla, el tango y la música mexicana, su estilo internacional pronto marca un timbre de distinción y sus canciones son demandadas una y otra vez en los programas de canciones dedicadas que tanto abundaban en la radio de aquel tiempo.

De esa época quedan sus giras triunfantes por Hispanoamérica y sus grandes éxitos como, por ejemplo, Chino-Li-Wong, El Cha-cha-cha del Tren, Ya Sé que Tienes Novio o Háblame sin Palabras.

Deshecho el dúo, Elia Fleta continúa su carrera en solitario que comienza con fuerza  con Luna de Benidorm compuesta por Augusto Algueró, pero que va decayendo con no demasiado éxito. Llega entonces un parón en su carrera del que la rescata Juan Carlos Calderón, que la introduce en el mundo del jazz, un estilo muy querido por Elia, pero al que nunca se había dedicado, actuando con el músico cántabro en el “Bourbon Jazz” de Madrid.




A través del batería Peer Wyboris entra en contacto con Tete Montoliu, pasando durante unos meses a integrarse en el grupo del genial pianista ciego, con el que graba el disco “Tete Montoliu Presenta Elia Fleta” en 1966, un EP en el que canta en catalán estándares del jazz y melodías clásicas en el repertorio internacional como Satin Doll Las hojas muertas, entre otras.

Vuelve a Madrid continuando un tiempo en el ámbito del jazz, colaborando con músicos de la talla de Pedro Iturralde, Joe Moro, Vlady Bas y el propio Juan Carlos Calderón, dejando constancia de esa época jazzística el disco “Elia Fleta y el Jazztet de Madrid” de 1967.

En 1968 Elia Fleta intenta reinventar su carrera como vocalista pop y cargada de experiencia y swing graba el sencillo que en la cara A llevaba el tema “Tomando café”, del que no he encontrado rastro sonoro en la red y ya lo siento, a tenor de lo que de ella se indica en la web La Fonoteca:

La veterana cantante da la medida sobradamente, canta de maravilla muy bien arropada por la orquesta dirigida por Rafael Ibarbia. Muestra una profundidad y un dominio del fraseo vocal como pocas veces se ha escuchado en voces femeninas españolas.




La cara B, contiene la maravillosa Mentirillas que mencioné al principio. La canción tiene una letra aparentemente tontona pero Elia Fleta está maravillosa, exhibiendo su voz y su vibrante swing acompañada por una soberbia percusión (¿a un doble tempo?) sujeta por un piano potente y sobrio, con toques de vibráfono (¿hay algo más cool que el sonido de un vibráfono?) y un muy medido contrapunto de trompetas con sordina.

Una delicia de canción, recién descubierta por el buzo, incluida en un cargamento de temas del inicio del pop en español de finales de los años cincuenta y de los años sesenta: auténticos “incunables”, regalo de un buen amigo.

Una gozada para los que amamos la música de esa época. Así que creo que con Mentirillas vamos a inaugurar en La perplejidad del buzo una etiqueta de "Incunables" en honor a este CD en el que ha empaquetado 212 canciones, ¡nada menos!; a cual mejor y más pimpante.