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martes, 30 de junio de 2020

San Pedruco. De nuevo: 5 años después.

El 2 de septiembre de 2015, a la vuelta de las vacaciones en Noja, escribí este post. No se si este complicado año podremos ir a la playa de Ris en Noja y volver a ver el islote de San Pedruco. Cinco años más tarde, por la festividad de San Pedro, lo recordamos en La Perplejidad del Buzo.

San Pedruco

Creo que en San Pedruco, el mayor de los escarpados islotes que cierran por el este la playa de Ris, mora el alma del apóstol San Pedro. No puede estar en mejor sitio, cuidando la belleza y la bondad del mundo.


Islote de San Pedruco en la playa de Rís (Noja). Agosto 2015

San Pedro que se hace de carne mortal y baja de San Pedruco cuando mueren los papas. Y allá  que se va a Roma, a pastorear a sus eminencias reverendísimas, a quienes orienta y guía según le dictan su humor y su santo caletre. 

Nada más salir la fumata blanca vuelve a Cantabria, a San Pedruco, dónde vuelve a ser sólo alma. Luego los papas salen como salen, que para eso – como es sabido desde San Agustín de Hipona – los católicos llevamos, desde nacidos, el libre albedrío puesto.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

San Pedruco

Creo que en San Pedruco, el mayor de los escarpados islotes que cierran por el este la playa de Ris, mora el alma del apóstol San Pedro. No puede estar en mejor sitio, cuidando la belleza y la bondad del mundo.


Islote de San Pedruco en la playa de Rís (Noja). Agosto 2015

San Pedro que se hace de carne mortal y baja de San Pedruco cuando mueren los papas. Y allá  que se va a Roma, a pastorear a sus eminencias reverendísimas, a quienes orienta y guía según le dictan su humor y su santo caletre. 

Nada más salir la fumata blanca vuelve a Cantabria, a San Pedruco, dónde vuelve a ser sólo alma. Luego los papas salen como salen, que para eso – como es sabido desde San Agustín de Hipona – los católicos llevamos, desde nacidos, el libre albedrío puesto.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Lo que es el amor

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Final de la playa de Rís (Noja). Agosto 2011

Muchas tardes, el hombre acerca cuidadosamente la silla de ruedas al borde del pequeño acantilado que cierra, por el este, la playa de Rís. Acomoda la espalda a la mujer y le arregla el echarpe por los hombros. Ambos, ella en la silla y él, un poco retrasado, a su lado, miran al mar un largo rato; quizás más de media hora. Sin moverse, salvo para, si es el caso, colocarle bien el pañuelo al cuello o también, en ocasiones, acariciar suavemente la cara de ella y posar, luego, la mano en su hombro. Inmaculada dice que eso es el amor.

jueves, 1 de septiembre de 2011

El mismo mar de todos los veranos

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Me encuentro en la playa de Rís. Justo en frente veo la isla de San Pedruco, paraíso de las gaviotas. A la izquierda y a lo lejos, el final de la playa de Quejo y su montaña en Isla. Detrás de mí, tras las dunas y acantilados, las edificaciones de Noja  y al fondo, más allá de la marisma del Joyel, el monte Chincho - ¡hola monte Chincho!- señoreando el paisaje.


Playa de Rís (Noja). Agosto 2011.

Ahora, abriéndose paso entre las nubes, el sol poniente se refleja en las aguas de la playa que está, todavía, llena de bañistas y paseantes, disfrutando las últimas olas del día. Añorado y magnífico Cantábrico, esperado y gozado mar de Noja. El mismo mar de todos los veranos.

En Noja. 3 de agosto de 2011

La misma playa, el mismo cielo

Unos días más tarde, mi hija me pidió que le grabara una cinta de cassette con canciones antiguas. De un viejo LP con éxitos de 1964, rescaté la canción La misma playa, el mismo cielo interpretada por Karina y la incluí en la cinta. La canción es alegre y pegadiza, con su puntito melancólico, y Karina hizo una buena versión, muy cuidada en sus arreglos y con la chispa que tenía de jovencita, apenas veinte años, en el inicio de su carrera. 

En esa época se hacían rápidamente y  con gran dignidad versiones en español, y hay que decir que con muy buenas adaptaciones de las letras, de éxitos italianos. 


La canción original Stessa spiagga, stesso mare, (literalmente, la misma playa el mismo mar), era una composición de Mogol y Piero Soficci, que había arrasado en Italia en 1963 cantada por Mina, (llamada más adelante La tigresa de Cremona), también entonces en los inicios de una dilatada y magnífica carrera artística, que la llevaría a ser durante muchos años - casi hasta hoy - la gran dama de la canción italiana. También en Italia y en ese año 63, la hizo un gran éxito en una versión con arreglos de cuerda y coros, el simpático aunque menos conocido Piero Focaccia, que tenía una pintilla de rocker macarra curiosa. 


Definitivamente, creo que para el verano y las playas no hay nada mejor, (salvando el surf), que las canciones italianas.