Fabulita,
trata de sueños, química e ilusiones. Y de la decepción, poética naturalmente,
al pasar de la belleza y el misterio del diamante al prosaico y químico carbono
del que está compuesto. Joaquín Bartrina, poeta y escritor del XIX, en la
encrucijada entre el romanticismo tardío y el positivismo, nos deja en esta
ocasión -al contrario que en otros poemas suyos- un mensaje escéptico sobre la
ciencia. Con todo, los dos últimos versos del poema son memorables y, más de
150 años después, podemos decir que se han convertido en refrán.
Fabulita
Juan tenía
un diamante que valía,
y, por
querer saber lo que tenía,
la química
estudió, y ebrio, anhelante,
analizó el
diamante.
Mas ¡oh, qué
horror!... Aquella joya bella,
lágrima, al
parecer, de alguna estrella,
halló, con
rabia y con profundo encono,
que era sólo
un poquito de carbono.
Si quieres
ser feliz como me dices,
no analices,
muchacho, no analices...
Joaquín María Bartrina
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La alegría de las musas
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