Mentirillas de Elia Fleta es posiblemente la
canción más cool del pop español de los años sesenta.
Elia Fleta, hija de uno de los más grandes tenores españoles, Miguel Fleta, tenía ya tras sí, toda una carrera en la música ligera. Había comenzado su carrera musical en 1952 formando, con su hermana Paloma, el dúo Las hermanas Fleta que tuvieron un éxito enorme en esos años.
Elia Fleta, hija de uno de los más grandes tenores españoles, Miguel Fleta, tenía ya tras sí, toda una carrera en la música ligera. Había comenzado su carrera musical en 1952 formando, con su hermana Paloma, el dúo Las hermanas Fleta que tuvieron un éxito enorme en esos años.
En un
país aislado de cualquier moda, dominado de cabo a rabo por la copla, el tango
y la música mexicana, su estilo internacional pronto marca un timbre de
distinción y sus canciones son demandadas una y otra vez en los programas de
canciones dedicadas que tanto abundaban en la radio de aquel tiempo.
De esa época quedan sus giras triunfantes por
Hispanoamérica y sus grandes éxitos como, por ejemplo, Chino-Li-Wong, El Cha-cha-cha del Tren, Ya Sé que Tienes Novio o Háblame sin Palabras.
Deshecho el dúo, Elia Fleta continúa su
carrera en solitario que comienza con fuerza con Luna de Benidorm compuesta por Augusto
Algueró, pero que va decayendo con no demasiado éxito. Llega entonces un parón
en su carrera del que la rescata Juan Carlos Calderón, que la introduce en el
mundo del jazz, un estilo muy querido por Elia, pero al que nunca se había
dedicado, actuando con el músico cántabro en el “Bourbon Jazz” de Madrid.
A través del batería Peer Wyboris entra en
contacto con Tete Montoliu, pasando durante unos meses a integrarse en el grupo
del genial pianista ciego, con el que graba el disco “Tete Montoliu Presenta
Elia Fleta” en 1966, un EP en el que canta en catalán estándares del
jazz y melodías clásicas en el repertorio internacional como Satin Doll o Las hojas
muertas, entre otras.
Vuelve a Madrid continuando un tiempo en el
ámbito del jazz, colaborando con músicos de la talla de Pedro Iturralde, Joe
Moro, Vlady Bas y el propio Juan Carlos Calderón, dejando constancia de esa
época jazzística el disco “Elia Fleta y el Jazztet de Madrid” de 1967.
En 1968 Elia Fleta intenta reinventar su
carrera como vocalista pop y cargada de experiencia y swing graba el sencillo
que en la cara A llevaba el tema “Tomando café”, del que no he encontrado
rastro sonoro en la red y ya lo siento, a tenor de lo que de ella se indica en la
web La Fonoteca:
La
veterana cantante da la medida sobradamente, canta de maravilla muy bien
arropada por la orquesta dirigida por Rafael Ibarbia. Muestra una profundidad y
un dominio del fraseo vocal como pocas veces se ha escuchado en voces femeninas
españolas.
La cara B, contiene la maravillosa
Mentirillas que mencioné al principio. La canción tiene una letra aparentemente
tontona pero Elia Fleta está maravillosa, exhibiendo su voz y su vibrante
swing acompañada por una soberbia percusión (¿a un doble tempo?) sujeta por un piano potente y sobrio, con toques
de vibráfono (¿hay algo más cool que el sonido de un vibráfono?) y un muy
medido contrapunto de trompetas con sordina.
Una delicia de canción, recién descubierta
por el buzo, incluida en un cargamento de temas del inicio del pop en español
de finales de los años cincuenta y de los años sesenta: auténticos
“incunables”, regalo de un buen amigo.
Una gozada para los que amamos la música de
esa época. Así que creo que con Mentirillas vamos a inaugurar en La perplejidad
del buzo una etiqueta de "Incunables" en honor a este CD en el que ha empaquetado
212 canciones, ¡nada menos!; a cual mejor y más pimpante.
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