Aunque
más extendida fuera de España que en nuestro país, en el mundo del ensayo (y,
también, en el del periodismo) existe la costumbre de utilizar metáforas o
imágenes llamativas que, incluso en el mismo título, representen con fuerza la
idea principal del artículo y que además, en su caso, puedan tener fortuna “comercial”,
de forma que contribuyan a una mayor y mejor difusión del escrito.
Viene
lo anterior a cuento de la figura del cisne negro - no se si tomado del concepto desarrollado por el filósofo y matemático Nassim N. Taleb - que ha aparecido en estos
últimos tiempos en el debate político y económico acerca de la magnitud del
déficit fiscal catalán, cuyo elevado valor sería uno de los principales motivos que
justificarían en el imaginario nacionalista catalán sus imperiosos deseos de secesión e
independencia.
Cisne de cuello negro
(En www.naturcenter.es)
El
debate, a
medio camino entre periodístico y académico, se inicia con el profesor Germán Bel que publica en La Vanguardia
el 25 de septiembre el artículo Balanzas fiscales y cisnes negros. En él ironiza acerca de cómo muchos – se deduce:
no nacionalistas catalanes – andan buscando, y no encuentran, un cisne negro; a
saber: encontrar alguna región en el mundo con un déficit fiscal superior al
catalán que se evalúa en un 8,5% del PIB - o al mallorquín, que sale incluso
peor parado – afirmando que no tiene parangón
en el mundo desarrollado.La contestación al anterior se produjo con el artículo ¿Cisne negro o pollo del montón? El déficit fiscal en perspectiva que publicó en El País, el 5 de octubre, Ángel de la Fuente, en el que, como podrán suponer por el título, cuestiona esa idea, sosteniendo que el déficit fiscal catalán vendría a ser similar al que tendrían las regiones o comunidades más desarrolladas dentro del conjunto de un país, trayendo y razonando ejemplos de los déficit fiscales que se producen en diferentes estados de USA, a falta de datos comparables en países de la Unión Europea.
La polémica continuó - y no se si se ha dado ya por cerrada - el 14 de octubre en El País donde Germán Bel escribía El pollo no engaña: economía y retórica del debate territorial en que se contestaba al anterior.
Diada 2012. (De publico.es)
En segundo término, me parece que se corresponden con enfoques absolutamente opuestos al problema que se plantea. En un caso se estaría en la creencia en un estado en que las comunidades o regiones de diferentes niveles de desarrollo tendrían, en su caso, que ser solidarias y deberían querer serlo. En el otro, parece que el hecho de que una región tenga que llegar a ser solidaria con el resto de regiones se considera un castigo a soportar. La solución, aparentemente, sería sencilla. Consistiría, creo yo, en razonar y llegar a un acuerdo sobre que cifra de déficit seria más soportable dentro de lo posible y poner en marcha el proceso para llegar a ella. Pero no parece fácil, a tenor del literal del párrafo final del último artículo escrito por el profesor Bel.
El buzo cree que esto significa, (sí o sí y dicho llanamente), querer "partir peras".
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