Para el
buzo, la noticia del día –que da el pulso de lo que es este país, esta época y
a dónde estamos llegando- es que la embotelladora de Coca-Cola en España, que
tiene por razón social actual Iberian Partners, cerrará cuatro plantas
planteando un mínimo de 750 despidos. Si con la marca más potente del universo, con ventas
crecientes a pesar de la crisis y con beneficios, se atreven a hacer ERES
basados en productividad ¿qué se puede esperar que haga cada hijo de vecino, cada
empresa española de a pie?
Hay que
recordar aquí varias cosas. La primera es que estamos ante una empresa monopolista –una única
empresa envasadora en España- que es, a su vez, la mayor empresa
agroalimentaria española. La segunda, que la Comisión Nacional de la
Competencia dio luz verde a la fusión en abril del pasado año. No debió de
observar excesiva concentración o posición dominante; con lo que habría que
regalarle gafas de ver o máquinas de calcular índices de concentración de Gini
y recordar, de paso, lo “valientes” que se ponen impidiendo que los cines de
este país pongan todos el precio de 3,50 euros los miércoles ya que supone un atentado, ¡uy, qué
peligro!, para la sana competencia que
debe imperar en los libres mercados modélicos.
Tercero, que se veía venir la jugada y, aun
así, consiguen, con sus gabinetes de prensa y
su imagen de marca, que la prensa llegue a escribir artículos comprensivos, casi
panegíricos, de la bondad de la fusión, mencionando la productividad a secas – olvidando que detrás de esa palabra, en España, solo hay una cosa: despidos
– y augurando ¡futuras expansiones internacionales!
Finalmente, hay que pensar que, con todo, la
empresa va a seguir - a la vez que aumentando sus ventas - manifestándose
solidaria, promoviendo la marca España, cumpliendo "las más estrictas
normas de calidad y de respeto al medio ambiente"...etc.
Sin embargo, algunas máscaras han caído y, en adelante, deberíamos ser conscientes de lo
que hay detrás de la chispa de la vida.
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