Además de las ventajas que se suelen comentar de los
negocios de tipo franquicia; como son: ser propietario de un negocio acreditado,
con resultados probados, reducción de riesgos, obtención de experiencia y know-how, formación inicial y asistencia continuada,
zona de exclusividad, marketing y publicidad, reconocimiento de marca
etc.; parece que algunas de ellas – tal y como se nos explica en el artículo Elfraude de la pasta fresca, en El País - tienen una ventaja adicional: sofisticados
sistemas informáticos modernos con que ocultar una parte de sus ingresos y
defraudar a Hacienda. Y además, repartiendo el dinerete negro entre
franquiciador y franquiciado.
Uno se pregunta por qué
estas noticias aparecen opacas: no sabemos qué cadena de comida italiana lo ha
hecho. Lo que choca con otras noticias sobre fraudes individuales en que lo
primero que aparece es el nombre del defraudador. Creo que tenemos derecho a
saber – ya que parece que los hechos están
bastante probados - a qué cadena están acusando del fraude.
Y así podríamos elegir
entre no entrar a comer en ellos o sí. Y lo peor de todo es que no se si a partir de ahora me seguirá gustando los espaguetis con sepia en su tinta.
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