Susana
Barragués ha
dado a la luz este 2017 La perla de la
poesía; un poemario insólito en que la ciencia ocupa un lugar central. En
él, criaturas diversas, del presente y del pasado, hablan en primera persona en
presente y, también a veces, elucubrando poéticamente acerca de su futuro,
evolución y de su papel en la tierra. La precisión del lenguaje descriptivo y
la novedad de alguno de los animales nos llevan a una poesía didáctica que
retoma las mejores prácticas en ese género que fue tan habitual en el siglo XIX
y en los inicios del XX.
Burgess Shale (Middle Cambrian), British Columbia.
(Wikipedia)
En
el poema Explosión de vida en el
Cámbrico, la Pikaia, uno de los fósiles aparecidos en Burgess Shale, que es
considerado el primer cefalocordado, se da cuenta de su propio ser y
características. Es un fascinante viaje desde el Cámbrico al siglo XXI en 40
versos.
Soy la
Pikaia, la primera cefalocordada, la notocorda.
La del
novísimo vestido de vértebras: escalera de teclas.
Últimamente
habito en un cuerpo soñado por otro, no por mí.
Me sucede
que vivo y busco a mi enemigo. Busco a Dios.
El mundo
tiene frutos de significado, pero yo no consto.
Estoy
exhausta y he surgido en esta suerte de tubo cuyo inicio es la frente.
Soy la
que empieza el érase. Conmigo nace la cabeza.
Mía es la
primera médula espinal.
En este
estupor vivo yo ahora: he tomado conciencia de que soy
y lo que
estaba haciendo en ese instante
era
retozar en corrientes saladas y calientes con flujo de hélice.
A mi
alrededor se mecen cientos de criaturas, cada cual con su corona de principio.
Todos
hemos explotado de forma repentina. Estamos en la Gran Eclosión.
Porque en
el inicio de hoy, todos los monstruos se abren.
Existe el
trilobites, el gusano y el alga calcárea:
los
inocentes han tomado nueva forma en la nueva era del mundo.
Yo derivo
en este ser, a medias entre la posibilidad e incertidumbre.
De mí
saldrán los labios que buscarán besos.
Las patas
que darán saltos.
Los cuerpos
que se ceñirán al agua.
Las manos
que tocarán otras manos.
Las bocas
que buscarán frutos.
La
transparencia del lenguaje será la espada que corte mi cabeza en dos mitades.
Una
sensación hermosa ha sido robada,
la de
salirse del continuo creacional para entender que se es único.
Hay que
salir de la mente para poder entenderlo y al volver,
como se
vuelve de un paseo donde la muerte ha dejado su paz, comprender.
¿De qué
hablo? De la gran diversificación,
de que
todo se haya creado, sin que ni siquiera yo me salvara de nacer.
En mi
individualidad, ahora sólo deseo acercarme a lo demás.
Soy la
única que sabe que estamos separados, que se es por fuera de los otros.
Doy
nacimiento al amor, fruto de la experiencia palpitante de entender
los
propios límites que sitúan al Uno en Su Cuerpo. Nadie antes de mí amó.
Lo que
llamarán pasión es sólo el fulgor de un cordal vertebrado.
Estoy
sola por dentro de mi cabeza, por eso sé que soy yo.
En el
vacío grito: ¿Cuánto estoy?
Nada me
responde. En el barrizal ciego del mundo creado
hay una
perla que refulge sobre el lodo.
En su
superficie brillante he visto por primera vez mi rostro.
Comprendo
que amarme sólo a mí misma no satisface.
Susana Barragués
(Bilbao,
1979)
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