En este sábado de
junio, la entrada número doscientos de este blog – que no estaba previsto que
fuera así - va a coincidir con el acuerdo que ha tomado el Eurogrupo respecto
de España, el cual, como un genuino cuarto toro en las Ventas, es una
auténtica “división de opiniones”.
Drowning and Life Saving.
Enciclopedia Británica. 1911.
(Wikicommons)
Drowning and Life Saving. Enciclopedia Británica. 1911.
(Wikicommons)
En fin, solo Dios
sabe a dónde nos conducirán estos últimos dos años de despropósitos generales,
generalizados y de los que pocos de los agentes se salvan. Entre tanto, sólo se
me ocurren tres comentarios. El primero se refiere a los culpables. Se escucha
un clamor de que hay que castigar a los culpables - que parece que van a ser los
políticos y los banqueros gestores - de este desastre. A este respecto, quiero
recordar humildemente que, en su caso y una vez descubiertos, en este país: a) no los podemos fusilar, b) tampoco disponemos de campos de concentración en Los Monegros donde meterlos; y c) los juicios duran, a poco, diez años más o menos.
Drowning and Life Saving. Enciclopedia Británica. 1911.
(Wikicommons)
El segundo se
refiere a los cambios de reglas de juego constantes que ha habido en estos
últimos tiempos en la consideración de diversas cuestiones relacionadas con la
crisis, por ejemplo de lo que deben o no aprovisionar los bancos. Si a cada
poco, y parece que de forma no muy pensada, se pasan a considerar dudosos cada vez más
categorías de créditos – creo haber leído que en Bankia, en el último envite, además
de aumentar la purrela del ladrillo y los solares, se incluyeron para
provisionar todos, o sea “todos” los créditos a PYMES -, al final habrá que
cerrar todos los bancos y a volver a poner el dinero en el calcetín.
Bridges_30. Enciclopedia Británica. 1911.
(Wikicommons)
Por último, una
reflexión sobre a quienes le hemos entregado el liderazgo y el poder en Europa
y USA en los últimos veinte años. Respuesta: mayoritariamente a economistas,
ADES y MBAS varios. Bien por formación académica, bien por sufrir todos ellos la misma y grave enfermedad, su desenvoltura para hacer planes y previsiones, (sobre productos, empresas, bancos o países), que no se cumplen - llevándose por
delante el sursum cordam - para, al final, echarle la culpa al boogie es de aurora
boreal. Imagínense ingenieros que soltaran que tal puente podría aguantar como
máximo entre 100 y 200 toneladas, que se cayera con 80 y, al final, le echaran
la culpa al agua. O médicos que abriera y cerrara a los pacientes dos o
tres veces por operación. Habría que plantear un recambio del perfil de quién nos gobierna ¿o no?
.
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