Estamos ante
los coletazos de un largo y crudo invierno. Comenzando marzo y aún siguen entrando borrascas por el Atlántico con sus olas de 12 metros y más; y
con heladas y nieve en el tercio norte. Una hartura porque ya tenemos ganas de
primavera.
Así que, a modo de conjuro, traemos aquí Las chicas de la Cruz Roja de 1958, de Rafael J. Salvia, con guion de él mismo y Pedro Masó, que fue
una de las primeras películas claras y
alegres de esa década, con un
Technicolor recién estrenado y un Madrid que comenzaba a dejar de ser una
sombría ciudad de posguerra.
Con Las chicas de la Cruz Roja, película
totalmente primaveral, se inicia una
cierta pauta en la estructura de la comedia cinematográfica española de los
años cincuenta y sesenta. Una estructura coral de varias parejas variadas, con
las chicas más pimpantes, (nada menos que Conchita Velasco, Katia Loritz, Mabel Carr y Luz Marquez), y con chicos mitad graciosetes y mitad apolíneos, (Tony Leblanc, Arturo Fernánez, Antonio Casal y ¡Ricardo Zamora!), arropados por un surtido de secundarios de lujo. Historias bienintencionadas
con la moraleja de “el trabajo es siempre recompensado en España”, con humor y
mucho paisaje en color.
Pobretes pero alegretes, en feliz expresión del maestro Vázquez Montalbán. (Pueden ver aquí un magnífico artículo que, con motivo del 50 aniversario de la película, escribió Hector Llanos y que fue distribuido por la agencia EFE).
Pobretes pero alegretes, en feliz expresión del maestro Vázquez Montalbán. (Pueden ver aquí un magnífico artículo que, con motivo del 50 aniversario de la película, escribió Hector Llanos y que fue distribuido por la agencia EFE).
La música de Las chicas de la Cruz Roja es del impagable
Augusto Algueró, que tenía el don de la melodía. La canción, con letra de
Antonio Guijarro e interpretada por Ana María Parra, es una joyita; una canción
ágil y ligera, con esas chicas de la Cruz Roja
que en Madrid han florecido,
y van cantando
canciones,
reparten sonrisas y encuentran amores.
Una
de las mejores muestras de la canción ligera y popular de la época, lejos aún
del pop que llegaría unos años más tarde.
Pues eso, que a ver si mejora el
tiempo y llega pronto la primavera.
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