Tengo para
mí que una de las características de este año que ya se nos va, ha sido el
afianzamiento definitivo de la moda de ponerle a negocios, productos,
servicios, etc., los nombres en inglés.
Yo, la verdad es que no le veo más
sentido que una cierta frivolidad o bobería que se podría resumir en la frase
que Quim Monzó, uno de los columnistas más interesantes y sorprendentes de
España, indicaba en su columna del semanal y dominical Magacine sobre la iniciativa de la marca de
fregonas Vileda de conmemorar su nosecuantos aniversario con la edición de un
seudoperiódico sólo de malas noticias (¡!), al que llamaba The Bad News. Decía
Monzó:
“Para eso, para que nos refocilemos pisando
las desgracias del mundo, tenemos este periódico que, aunque esté escrito en
español, lleva por nombre The Bad News, porque hoy si las cosas no las bautizas
en inglés no son chachipirulis.”
Yo, a esta
tontería de ponerle a todo nombres en inglés no lo entiendo. Me deja perplejo. El otro día,
escuché en una emisora de radio, con una voz alborozadadísima, la frase siguiente:
“Ven a Hello Kitty in shopping
Pozuelo”.
No tiene
sentido. Hay una cadena de tiendas que se llama Always twenty one. Y ya tenemos
desde hace años el famoso evento Madrid Fashion Week, (que, a rebufo, ha dado
lugar, también, al Madrid Fashion Film Festival y hasta al Madrid Fashion Cake
2014), que era la antigua Pasarela Cibeles.
El otro día,
cayó en mis manos un periódico gratuito, de los que reparten en el Metro, (dedicado
sólo a trasteo con los móviles – que ya son ganas), y me encontré en una
sola página con un montón de nombres de Apps, (que, si les digo la verdad,
no sé muy bien lo que son). Todos en inglés; ahí
van.
Ignore no more; Field Trip; NQ Call
Broker, Kakao Talk; Wasend; iHuerting, Carbon Foot Print; Smile and Learn y
Yaap Money.
Esto parece
la apoteosis sin gracia de Speaking in Silver o de From Lost to the River. Típico de La internacional papanatas. Una
pesadilla.
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