En una ciudad pequeña como es Zamora, uno de los mayores placeres es madrugar un domingo por la mañana y pasearla.
Predomina el silencio; no se oyen ni coches ni bocinas. El aire es claro y limpio, sólo perfumado por el olor a cafe y a churros que sale de alguna cafetería o bar abiertos. Se oyen en la lejanía y al paso, campanas de iglesias: primero las de San Vicente y después las de San Juan, por ejemplo.
Es hora de ir hacia el Duero y, sin prisa, verlo pasar. Si eso se hace saliendo de Zamora, desde el barrio de San Frontis y ves, al otro lado del Duero, las murallas y el cimborrio y la torre de la catedral del Salvador; la sensación de felicidad puede llegar a ser inefable.
Vuelvo a oír sonido de campanas y, aunque es de otro país y otra cultura, me acuerdo de la vieja canción italiana Domenica e' sempre doménica, en la versión de Marino Marini que dice en su letra:
Es domingo para pobres y señores
todo el mundo puede dormir tranquilamente.
Ni bocinas, ni sirenas, ni motores...
la ciudad se despierta dulcemente.
....
El domingo es siempre domingo,
se despierta la ciudad con las campanas,
primero el din-don del Gianicolo
al que Sant Angelo responde din-don-dan.
De donde se deduce que la felicidad son momentos.
El Observador Perezoso, se despereza para comunicar que la “Guía de Perplejos” permanecerá hibernada “sine die”, por razones que no vienen al caso.
ResponderEliminarNo obstante ha pensado en parasitar esta “Perplejidad”, generando algo así como la yarsagumba: “científicamente denominada cordyceps sinensis, es un hongo que crece en las cumbres del Himalaya a una altitud de entre 3.500 y 5.000 metros. Su composición es el resultado de la relación parasitaria que se produce entre el hongo cordyceps y una larva de mariposa llamada hepialus fabricius. En invierno, el hongo germina en la larva a través de esporas, mata al insecto consiguiendo momificarlo y después crece en su cuerpo adquiriendo una forma alargada de unos cinco centímetros. La cultura popular asegura que en esta extraña composición radica su increíble poder ya que al ser al mismo tiempo animal y vegetal representa el perfecto equilibrio necesario entre el yin y el yang. Tal es su popularidad que su precio de venta actual en los mercados internacionales puede alcanzar los 33.000 dólares el kilo e incluso llegar a los 75.000$ en los mercados más selectos de Pekín”.
Y la perplejidad se desvela una vez más. El caso es que hasta en las culturas más refinadas, convive el pensamiento más profundo con el más primitivo, persiguiendo siempre lo mismo: la eterna juventud, la máxima potencia sexual etc., y como siempre los listos se forran, los ingenuos se arruinan, y los prudentes se quedan al margen. Porque, naturalmente estos deseos solo podrán materializarse con algo escaso y por tanto extremadamente caro.
Hay que recordar al fundador del Imperio Chino Qin Shi Huang Di, que según parece murió envenado por causa de las píldoras de mercurio que le recomendaron para conseguir los yuso dichos deseos.
Como dijo Juan Ruíz Arcipreste de Hita en su “Libro del buen amor”:
Provar todas las cosas, el Apóstol lo manda
fui a provar la sierra, e fiz loca demanda
luego perdí la mula, non fallava vianda
quien más de pan de trigo busca, sin seso anda.
He decidido adjuntar este comentario en esta entrada “El domingo es siempre domingo”, porque convengo en que solo se pueden decir tautologías o contradicciones (aunque a veces no resulte fácil la distinción). La cuestión es que pensamos en esencia lingüísticamente, actuando en consecuencia.
El Observador Perezoso