Debemos al gran Pablo de Tarso, además de la mayor parte de la construcción del cristianismo, ser el protagonista de esa formidable imagen de la "caída del caballo", mediante la cual dejó atrás instantáneamente su pasado fariseo y abrazó la causa del Nazareno.
Conversión de San Pablo camino de Damasco.
Caravaggio (de Wikipedia)
Lo anterior viene a cuento de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ese grandísimo "moderno", que se ha despachado hace unos días en EL PAÍS con un artículo aborreciendo del sistema bancario, de los propios bancos y de su regulación; proponiendo una liberalización bastante incomprensible hacia no se sabe qué instituciones bancarias de "la señorita Pepis": ¿cooperativas de crédito?, ¿banquitos municipales?, ¿chiringuitos de asociaciones de vecinos?....
Uno no sabe si con este aliento desregulatorio, al final, no se desembocaría en nuevas "rumasas", "forumfilatélicos" u otras yerbas de estafas piramidales similares. Además que ya está la cosa liberalizada: ¿no hay ya instituciones que - sin supervisión del banco de España - bajo diferentes formas están dando créditos que ¡ah, sorpresa! son usurarios?.
Pero lo asombroso es que lo diga él, que fue Gobernador del Banco de España. ¡A buenas horas! Esos humos...., cuando tuvo varios años el mejor despacho del edificio de la plaza de Cibeles.
De bombero inepto a ingenuo pirómano. Lo dicho una falsaria caída de caballo o una fastuosa caída de caballo... de cartón.
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