Vuelve con el 22 de febrero, aniversario
de la muerte en Colliure de Antonio Machado,
el que debió ser su último verso, encontrado en un bolsillo de su chaqueta:
Estos
días azules y este sol de la infancia
Que parece que es a donde fueron
los últimos pensamientos de Antonio
Machado: a sus días de infancia y a la luz de Sevilla.
Retrato de Antonio Machado
Leandro Oroz, 1925. De Wikipedia
Y esos versos me llevan a Hilario Camacho que le puso música, de
forma magistral, al gran poeta; en concreto al poema Sueño, incluido en el libro Soledades.
Galerías. Otros poemas de 1907, con esos preciosos versos iniciales:
Desagarrada
la nube; el arco iris
Brillando
ya en el cielo,
En
un fanal de lluvia
y
sol el campo envuelto.
Convertidos en canción con el
título El agua en sus cabellos.
Hilario
Camacho revisitado en
este final de invierno. Encuentro en Youtube varios directos que me reafirman
en la opinión de que fue el cantautor con más bella voz y que mejor cantaba de
su generación.
Una voz aguda, de terciopelo,
bien modulada, con una entonación perfecta, Siempre, hasta en temas de encargo
como Tristeza de amor, sus
interpretaciones cobran un aliento y un brillo especiales en interpretaciones
siempre originales y nunca rutinarias. Los
cuatro luceros, Cuerpo de ola y
otras cuantas más, inolvidables. Como Madrid amanece en que cantaba:
¡Que
solo estás, que solo estás…!
En
medio de tanta gente, ¡que solo estás!
Le pudo la sensibilidad
y el hastío ante un mundo que pareció darle la espalda y nos dejó, por voluntad
propia, en 2006. Casi 11 años después, no dejamos de lamentar su marcha.
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