El 15 de septiembre se cumple el trigésimo séptimo aniversario
del fallecimiento de Bill Evans en el Hospital Mount Sinai de Nueva York, que en
los párrafos finales de la biografía Vida y música de Bill Evans, de Peter
Pettinger, se describe de la siguiente manera.
El domingo, Laurie Verchomin y Joe LaBarbera convencieron a Bill de que fuera al Hospital Mount Sinai. De camino, y a pesar de que no paraba de expectorar sangres y decía estar mareado, fue capaz, antes de desmayarse, de indicarles el camino a LaBarbera, que conducía el coche. Joe entró en el hospital llevando el cuerpo debilitado del pianista en brazos.
El domingo, Laurie Verchomin y Joe LaBarbera convencieron a Bill de que fuera al Hospital Mount Sinai. De camino, y a pesar de que no paraba de expectorar sangres y decía estar mareado, fue capaz, antes de desmayarse, de indicarles el camino a LaBarbera, que conducía el coche. Joe entró en el hospital llevando el cuerpo debilitado del pianista en brazos.
Bill Evans murió aproximadamente a las tres y media de la
tarde del día siguiente, el lunes 15 de septiembre de 1980, a causa de una
úlcera sangrante y de una bronconeumonía. Aquello no fue, sin embargo, sino el
resultado de otros muchos factores, y el más grave de todos, la hepatitis. De
joven había sufrido hepatitis, y el consumo continuado de drogas había
contribuido a empeorar el mal estado de su hígado. Durante los últimos meses,
como ya ocurrió en el pasado, Evans estaba desnutrido. Sin embargo, quienes lo
conocieron creen firmemente que fue la
muerte de su querido hermano lo que acabó con sus ganas de vivir y le hizo
abandonarse. Según Nenette, "Bill había estado urdiendo un plan para huir
de su dolor".
El lento suicidio del pianista fue doloroso, pero Evans se enfrentó a la muerte amparado por el éxtasis que le provocaba su arte.
* *
*
Bill Evans
descansa en Baton Rouge, Louisiana.”
Y es que, en efecto, en el último año y medio de Evans se
produjo un doble proceso. Por una parte, se fue produciendo una caída en
barrena de su estado de salud agravado por la vuelta a sus problemas de adicción.
Pero, por otra parte, en esa etapa se produce un renacer musical como un ave fénix.
Formó el último gran trío con, los entonces jóvenes, Marc Johnson y Joe
LaBarbera, con los que tocaba cada vez más a gusto y conpenetrado; sus
interpretaciones volvieron a ser brillantes y dinámicas; llevaron a cabo una
frenética actividad y volvió a componer temas inolvidables como Letter to Evan,
Your Story, Tiffany o Knit for Marie F, que pasaron rápidamente al repertorio
habitual.
También, en ese último año, interpretó de forma contumaz y casi obsesiva,
ya que aparece en, prácticamente, todas las grabaciones realizadas por Bill
Evans desde enero de 1979, el tema I Do it for Your Love, composición de Paul
Simon que estaba incluido en su álbum Still
crazy after these years de 1975. La canción le llegó a Evans a través del armonicista
belga Toots Thieleman que había participado como músico de sesión en la
grabación del disco mencionado.
La delicada, triste y aparentemente – sólo aparentemente –
fácil melodía de Paul Simon, pasó a convertirse en arte puro, en delicadeza y
sensibilidad extrema en el piano de Evans; en un legado que, como muchas otras de
sus composiciones e interpretaciones, está ya en la historia del jazz y en la
historia de la música.
Dejo aquí enlace a dos interpretaciones. La primera es del
26 de noviembre de 1979, del álbum The Paris Concert Edition one, grabado en
directo por Radio France en el Espacio Cardin de la capital francesa. Es una
grabación oficial, de buena calidad y con muy buen sonido, supervisada y producida por su productora
Helen Keane, que supuso la presentación “oficial” del nuevo trío.
La segunda interpretación, se produjo en la última serie de
actuaciones de Bill Evans y su trío en el club Keystone Korner de San
Francisco, durante ocho noches, entre el 31 de agosto y el 7 de septiembre, sólo unos días antes de su muerte. No
es una grabación oficial y fue editada con el título Consecration: The Last Complete Collection, casi diez años después del
fallecimiento de Evans, en 1989. Al hablar de estas grabaciones, Helen Keane expresó
que “Bill no acababa de sentirse a gusto sobre el escenario, no sabía que lo
estaban grabando y no habría consentido la publicación”.
Sin embargo tiene el
impagable valor de ser, en efecto, la última – the last – grabación del gran
pianista.
Que sigue en nuestra memoria y que hoy, en el aniversario de su muerte, queremos recordar. "Con amor y sordidez" como habría querido Esme, la protagonista del cuento de Salinger.
Que sigue en nuestra memoria y que hoy, en el aniversario de su muerte, queremos recordar. "Con amor y sordidez" como habría querido Esme, la protagonista del cuento de Salinger.
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