miércoles, 13 de septiembre de 2017

En recuerdo de Bill Evans

El 15 de septiembre se cumple el trigésimo séptimo aniversario del fallecimiento de Bill Evans en el Hospital Mount Sinai de Nueva York, que en los párrafos finales de la biografía Vida y música de Bill Evans, de Peter Pettinger, se describe de la siguiente manera.

El domingo, Laurie Verchomin y Joe LaBarbera convencieron a Bill de que fuera al Hospital Mount Sinai. De camino, y a pesar de que no paraba de expectorar sangres y decía estar mareado, fue capaz, antes de desmayarse, de indicarles el camino a LaBarbera, que conducía el coche. Joe entró en el hospital llevando el cuerpo debilitado del pianista en brazos.


Bill Evans murió aproximadamente a las tres y media de la tarde del día siguiente, el lunes 15 de septiembre de 1980, a causa de una úlcera sangrante y de una bronconeumonía. Aquello no fue, sin embargo, sino el resultado de otros muchos factores, y el más grave de todos, la hepatitis. De joven había sufrido hepatitis, y el consumo continuado de drogas había contribuido a empeorar el mal estado de su hígado. Durante los últimos meses, como ya ocurrió en el pasado, Evans estaba desnutrido. Sin embargo, quienes lo conocieron creen  firmemente que fue la muerte de su querido hermano lo que acabó con sus ganas de vivir y le hizo abandonarse. Según Nenette, "Bill había estado urdiendo un plan para huir de su dolor".

El lento suicidio del pianista fue doloroso, pero Evans se enfrentó a la muerte amparado por el éxtasis que le provocaba su arte.
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Bill Evans descansa en Baton Rouge, Louisiana.”

Y es que, en efecto, en el último año y medio de Evans se produjo un doble proceso. Por una parte, se fue produciendo una caída en barrena de su estado de salud agravado por la vuelta a sus problemas de adicción. Pero, por otra parte, en esa etapa se produce un renacer musical como un ave fénix. 


Formó el último gran trío con, los entonces jóvenes, Marc Johnson y Joe LaBarbera, con los que tocaba cada vez más a gusto y conpenetrado; sus interpretaciones volvieron a ser brillantes y dinámicas; llevaron a cabo una frenética actividad y volvió a componer temas inolvidables como Letter to Evan, Your Story, Tiffany o Knit for Marie F, que pasaron rápidamente al repertorio habitual.

También, en ese último año, interpretó de forma contumaz y casi obsesiva, ya que aparece en, prácticamente, todas las grabaciones realizadas por Bill Evans desde enero de 1979, el tema I Do it for Your Love, composición de Paul Simon que estaba incluido en su álbum  Still crazy after these years de 1975. La canción le llegó a Evans a través del armonicista belga Toots Thieleman que había participado como músico de sesión en la grabación del disco mencionado.

La delicada, triste y aparentemente – sólo aparentemente – fácil melodía de Paul Simon, pasó a convertirse en arte puro, en delicadeza y sensibilidad extrema en el piano de Evans; en un legado que, como muchas otras de sus composiciones e interpretaciones, está ya en la historia del jazz y en la historia de la música.


Dejo aquí enlace a dos interpretaciones. La primera es del 26 de noviembre de 1979, del álbum The Paris Concert Edition one, grabado en directo por Radio France en el Espacio Cardin de la capital francesa. Es una grabación oficial, de buena calidad y con muy buen sonido, supervisada y producida por su productora Helen Keane, que supuso la presentación “oficial” del nuevo trío.

La segunda interpretación, se produjo en la última serie de actuaciones de Bill Evans y su trío en el club Keystone Korner de San Francisco, durante ocho noches, entre el 31 de agosto y el 7 de septiembre, sólo unos días antes de su muerte. No es una grabación oficial y fue editada con el título Consecration: The Last Complete Collection, casi diez años después del fallecimiento  de Evans, en 1989.  Al hablar de estas grabaciones, Helen Keane expresó que “Bill no acababa de sentirse a gusto sobre el escenario, no sabía que lo estaban grabando y no habría consentido la publicación”


Sin embargo tiene el impagable valor de ser, en efecto, la última – the last – grabación del gran pianista. 

Que sigue en nuestra memoria y que hoy, en el aniversario de su muerte, queremos recordar. "Con amor y sordidez" como habría querido Esme, la protagonista del cuento de Salinger

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