jueves, 23 de noviembre de 2017

Metal caliente. Leopoldo de Luis.

El primer verso de Metal caliente nos lleva en volandas a las míticas edades sucesivas del cobre, del bronce, etc. que, en las viejas escuelas infantiles, enseñaban a considerar la prehistoria y, por tanto, el mundo en periodos míticos que, a través de la aparición y el uso de nuevos metales, marcaban el lento progreso de la humanidad. 


Leopoldo de Luis
(web de la Universidad Carlos III de Madrid)

Pronto vamos viendo como los metales, en el poema de Leopoldo de Luis, del que en estos días se cumple el duodécimo aniversario de su fallecimiento, constituyen imágenes y material poético para describir un triste panorama; el del verano y otoño de 1936 en España y la guerra civil.

Metal caliente

Brilló entones la edad de los metales
bajo el sol rojo y alto.
El bronce se hizo sombra, el hierro grito
y el plomo espesa lengua del verano.

Tembló la plata, el oro
improvisó un otoño de desmayos,
duplicó el cobre su veneno verde
y en el acero el viento se vio pálido.

Saltó una mineral tormenta como
un vendaval de hierro desatado.
Las viejas armaduras deshicieron
su historia. Los soldados
de plomo perecían en defensa
de sus inmóviles caballos.

Las campanas doblaban por vez última.
Salieron de su alvéolo los clavos,
y las sillas del parque sus tijeras
estrepitosamente replegaron.

Brilló la edad de los metales. Bronce,
cobre, cinc, hierro, acero, estaño.
Largas hojas sonaron al sol vivo
extendidas alzadas como manos
agitadas y rojas
por la sangre de hermanos.

Leopoldo de Luis
(Córdoba, 1918 – Madrid, 2005)

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