En ese momento, la nieve llevaba dos horas cayendo dulcemente, variando sólo su lenta caída los copos por pequeños remolinos cerca de las paredes de los edificios y en los cruces de las calles. Caía la nieve mansamente y me traía las palabras de la canción de Adamo:
"es como un cortejo
de lágrimas blancas,
y el pájaro canta
las penas del alma.
Esta tarde no vendrás..."
Lágrimas blancas de melancolía y de recuerdos de los que ya no están. Esta nieve mansa del finales de febrero en Zamora.
Cae la nieve. 1963. Salvatore Adamo
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