jueves, 8 de noviembre de 2018

País en ruinas

Una de las cosas que últimamente me llama más la atención y que, a la vez, me sobrecoge es la cantidad de edificaciones abandonadas y de locales y pisos cerrados en todos los lugares por los que paso.

A los lados de las carreteras, cercanas a núcleos de población o aisladas, naves, antiguos gallineros y establos con los cristales rotos y los techos caidos, edificaciones sin terminar, gasolineras cerradas y abandonadas, casas con carteles de "se vende" que están descoloridos y raidos por el paso del tiempo.



Gallineros abandonados en Boecillo
(De https://jesusantaroca.wordpress.com)

Y dentro de los pueblos y ciudades, lo mismo. Locales comerciales cerrados; cafeterías y bares que mantienen en las fachadas los rótulos  de los nombres y que nadie alquila ni compra, ni le da nuevos usos; casas individuales que van arruinando; y decenas de pisos con sus carteles de "se vende" o "se alquila" que el tiempo va deteriorando.

En Zamora, el efecto debía ser tan demoledor que se ha ideado, supongo que por el ayuntamiento, un sistema curioso para disimular el abandono del centro de la capital. Consiste en colocar grandes fotos rellenando y tapando los escaparates vacíos de tiendas y comercios abandonados y cerrados. 





Comercio cerrado en la calle Santa Clara de Zamora
(Foto de Emilio Fraile en La Opinión - Correo de Zamora)

En este momento, las fotos son reproducciones de dibujos, realizados por niños, que representan diversos paisajes o escenas de Zamora. Está curioso y. para estar mucho tiempo, es mejor que la anterior serie de fotos que pusieron sobre la semana santa, que quedaba un poco raro verlas en pleno agosto o en diciembre.

Es la herencia de la crisis que se manifiesta a medio plazo; 5 o 6 años después. No se si se podría hacer algo o si vamos a pasarnos los próximos 20 años encontrándonos por doquier y en todas partes esos paisajes desoladores que he mencionado antes.

Por edad, uno no había visto esto nunca. Desde los años sesenta todo se veía ir creciendo y mejorando. Ahora se acabó y me vienen a la mente los dos primeros versos del famoso soneto de Quevedo

Miré los muros de la patria mía
si un tiempo fuertes ya desmoronados...

Et cetera.

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