Volveremos, si Dios quiere, al Camino de Santiago en la primera semana de abril. Iremos desde Estella hasta santo Domingo de la Calzada. Go West! Hacia el Oeste. Hacia Santiago.
Habrá que irse preparando. Como parte de la preparación espiritual he vuelto a leer Por el camino de las peregrinaciones de Álvaro Cunqueiro.
El libro, bellamente editado por Alba en 2004, recoge la crónica del viaje reaizado por el escritor mindoniense, con el fotógrafo F. Magar, que se publicó en el diario La Voz de Galicia de Vigo entre el 14 y el 24 de octubre de 1962; al que se ha añadido un bloque de Otros textos jacobeos que, también, fueron publicados en el mismo diario entre los años 1951 y 1974 coincidiendo, siempre, con la fiesta del apóstol Santiago.
Siempre hay que volver a Cunqueiro. Transcribo, aquí, dos párrafos (joyas) correspondientes a la última jornada de llegada a Santiago.
Como dije ayer, iba el viajero fingiendo el peregrino, viendo lo que le quedaba del Camino - ya en la memoria de las gentes, ya en las piedras -, ahora que son para él días de restauración, pero es un camino este que no se hace en balde, y ala final había posado en el corazón del viajero una extraña y profunda emoción. Y cuando ya piso rúas compostelanas camino de la catedral, y en la Quintana me acerco a la Puerta Sacra y pongo mis manos en los hierros de la verja que la mantendrá cerrada hasta el Año Santo de 1965, soy ya un humilde y fatigado peregrino del Señor Santiago que descubre en el espíritu el gozo de la llegada...
.... Ha cesado de llover y anochece suavemente. Al entrar en la Catedral por la Puerta de Platerías saludo al rey David que allí está tan noblemente sentado, y le pido que pase, aunque sea una sola vez, el arco por las cuerdas de la viola. Porque estoy seguro que aquí las piedras cantan.
En el primer párrafo me identifico con ese sentimiento de impostura, de no ser más que un viajero que va por el Camino. Pero hay un momento en que, en alguna etapa y sin saber por qué, uno se siente un humilde y fatigado peregrino que descubre el gozo del Camino.
Y por el segundo párrafo, he de decir que, también - y aunque todavía no se como será llegar a la catedral de Santiago y ver al rey David - he sentido que, por el Camino, todas las piedras cantan.
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