Como solía decir mi padre. El buzo se ha ido unos días de vacaciones a Centroeuropa y a la vuelta, como ya le ha ocurrido en otras ocasiones, siempre le parece que vuelve a un país áspero, malhumorado e incívico. Y ello tanto por motivos físicos e intelectuales. Por ejemplo, no he visto en estos días en Budapest y Praga ni un coche, (repito: ni un coche), en doble fila. No hablemos de la limpieza de las calles, avenidas y carreteras. Al revés que por aquí, en las aceras de granito de las calles no hay chicles pegados y no parece que la gente, con perdón, orine o vomite en ellas. "Natural", me dice Emilio, "vienes del centro de Europa, de la Europa rica de toda la vida. Vuelves al Sur. Esto es otra cosa".
El gran Danubio y el Puente de las Cadenas. Pest, al fondo.
Pero también, como siempre, el buzo vino encantado de conocer un poco más este maravilloso y variado mundo que tenemos. También pesaroso, porque siente que se deberían tener varias vidas para poder visitar, ver y disfrutar de más países y ciudades. Una vida sola es muy corta.
Ay la paprika, ¡que rica! ¡que rica!
Viva el pimentón, tón, tón
- Una idea interesante de su libro es que en las modernas democracias ultramediáticas, donde los candidatos están controlados al milímetro, la experiencia es un grado pero puede llegar a ser una carga. Usted sugiere que Obama hizo bien lanzándose siendo tan joven y sin haber hecho casi nada en la vida, porque cualquier cosa que hubiera hecho se le podía volver en contra, como a Hillary...
- Esto es absolutamente cierto. Obama apenas llevaba un año siendo senador cuando se lanzó. Supo ver que era un momento único: Hillary tenía puntos débiles, los republicanos no podías estar peor. Obama causó sensación con un discurso en la convención de 2004... Sólo un discurso, y ya todo el mundo hablaba de él, ¿comprende?... Podía haber esperados a tener más experiencia, pero entonces le podía pasar como a Ted Kennedy o como a John Kerry, que cuando quisieron intentarlo, ya les pesaban demasiadas cosas, demasiados errores, demasiados enemigos, demasiadas cargas...
Creo que la idea tiene fundamento y recorrido, basta con mirar nuestro actual panorama político. Suponiendo lo anterior como teorema, tendríamos el corolario siguiente: "La mejor postura de un político ante cualquier problema sería no hacer nada, ponerse de perfil y esperar a que escampe". Lo que me lleva a recordar una anécdota de un concejal del Madrid de principio del siglo XX, (siento no recordar el nombre y no se si es cierta pero, en todo caso, estaría bien traída al caso), al que le preguntó un periodista:
- Don Fulano ¿Cual es el secreto de su éxito en política?.
- Mi secreto es no hacer nada. Ante la cara de asombro del periodista añadió muy serio, ¡Oiga joven!. Le advierto que no hacer nada es sumamente difícil.
Por último y lo más importante: está el país en un sinvivir que esperemos se solucione sin mayor dilatación por el bien de todos: ¡¡ la baronesa Thyssen no fue al bautizo de su nieto!!
Sección musical: Hoy no hay sección musical.
No hay comentarios:
Publicar un comentario