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Me apetece seguir trayendo a esta sección de “Perlas” canciones cimarronas de los sesenta. Canciones de mezcla desde la canción cañí al primer pop o viceversa. Uno no sabe bien si las canciones querían ser paródicas o si los intérpretes de flamenco o copla querían buscar un lugar en el sol de las nuevas modas de canción pop que estaban llegando y triunfando.
Me apetece seguir trayendo a esta sección de “Perlas” canciones cimarronas de los sesenta. Canciones de mezcla desde la canción cañí al primer pop o viceversa. Uno no sabe bien si las canciones querían ser paródicas o si los intérpretes de flamenco o copla querían buscar un lugar en el sol de las nuevas modas de canción pop que estaban llegando y triunfando.
En este sentido, de mi infancia recuerdo alucinado, por su letra marciana y bizarra, “La espabilá” de Antoñita Peñuela, cantada casi a palo seco, solo con acompañamiento (excelente) de guitarra flamenca. Como podrán observar la letra muestra la rebeldía de la chica españolísima, gitana y de copla y flamenco que, también, quiere ser una niña ye-ye y que le "gusta gamberrear y tomarse combinaos en la barra del bar y fumarse cigarrillo de boquilla amentolaos".
Tengo para mí que Antoñita Peñuela fue en su época una gran esperanza blanca de la canción española y del flamenco. Tenía una gran voz, medio quebrada, con un rajo muy personal. Apareció cuando ya hacía tiempo que había pasado la edad de oro de la copla. Murió en accidente de tráfico demasiado joven. Es imposible saber a dónde habría podido llegar. Era una cantaora notable de fandangos de los que dejó algunas buenas grabaciones. Nos dejó también varias coplas con aires flamencos de gran personalidad; y La espabilá.
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