Los Modelos fueron un grupo de la movida madrileña de vida fugaz, de apenas un año entre 1980 y 1981. Representaron – aunque eso, todo el mundo lo vio más tarde – la quintaesencia del pop adolescente y tierno que surgió en la movida madrileña en la que esta tendencia se promocionó a tope en 1978 y 1979 y de la que fueron ejemplo otros grupos como Mamá; Nacha Pop, en cierto sentido y, sobre todo, Los Secretos cuya carrera y éxitos han durado hasta la actualidad.
Como escribió en su día Diego A. Manrique, las compañías discográficas habían visto en este tipo de grupos algo de “nuevos Brincos” y apoyaron la entrada fácil a bastantes de ellos; pero la cosa no funcionó y hacia 1981 pararon los fichajes y los ingenuos del pop se encontraron fuera de onda: había surgido la onda siniestra, que repudiaba su música y los clasificaba (muy certeramente) como “los babosos”.
Esa es la historia de Los Modelos, que surgieron en 1980 a impulso del guitarrista y compositor Ramón Garrido – a la sazón, hermano del locutor de Radio España FM, Gonzalo Garrido - y de su compañera de facultad, Casilda Fernández, que sería la cantante del grupo. Grabaron unas maquetas y realizaron varias actuaciones en las que siempre se destacó su buen sonido y que sabían tocar, (lo que no era lo habitual). No grabaron ningún disco y el grupo se deshizo a mediados de 1981.
En 1983, (con reediciones en 1985 y 2010), se editaron algunas de las maquetas antes grabadas y desde entonces, y a lo largo de todos estos años, se ha venido revalorizando su legado. Entre sus canciones, dos destacan especialmente, Gafas negras y, sobre todo, Noche de lluvia en Madrid, que es joya y pieza de culto del pop español.
L. S. Daniel, en lafonoteca.net, la describe así:
..nos conduce por la madrugada madrileña, mágica, iluminada con neones, llena de recuerdos reales o soñados, deambulando por la ciudad que ya no es gris sino llena de claroscuros pero extrañamente acogedora y protectora de esa fina lluvia que cala no sólo los cuerpos sino los espíritus. Una noche como las demás pero tan única que nunca podremos olvidarla. Un tema maleable que ha conocido excelentes versiones como las de Clyde o la de Pulsar, pero en las que faltaba un puntito, la voz de Casilda que cala tanto como la propia lluvia.
Y, en Rockdelux, dijo de ella Diego A. Manrique:
En su canción más melosa, “Noche de lluvia en Madrid”, la aniñada voz de Casilda evoca “las noches mágicas de lluvia y neón”, cuando se empiezan a abandonar las casas familiares en busca de unas gentes y unos lugares para aprender a vivir, los primeros atisbos de la libertad. Es… (medito el adjetivo)… BONITO.
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