Llegando a una
edad, muchas veces se pasa uno media vida buscando las gafas. En esos momentos
en que te come la ansiedad de no ver de cerca – además de la certeza de que, de
lejos, también vas viendo cada vez menos - recuerdo y digo en voz baja el poema
Señor
que me has perdido las gafas… de José Antonio Muñoz Rojas.
Señor que me
has perdido las gafas,
por qué no me
las encuentras?
Me paso la
vida buscándomelas
y tú siempre
perdiéndomelas,
me has traído
al mundo para esto,
para pasarme
la vida buscando unas gafas,
que siempre
están perdiéndoseme?
Para que
aparezca este tonto
que está
siempre perdiendo sus gafas,
porque tú
eres, Señor, el que me las pierdes
y me haces ir
por la vida a trompicones,
y nos das los
ojos y nos pierdes las gafas,
y así vamos
por el mundo con unas gafas
que nos
pierdes y unos ojos que nos das,
dando
trompicones, buscando unas gafas
que nos
pierdes y unos ojos que no nos sirven.
Y no vemos,
Señor, no vemos,
no vemos
Señor.
Es como una
oración y el resultado es doble; la ansiedad se desvanece y casi siempre aparecen
las gafas.
Falta decir
que la otra media vida, a veces, también estás molesto porque llevas puestas
las gafas, que son sólo para cerca, y te incomodan. Para esa media vida, aún no tengo oración.
Señor
que me has perdido las gafas… es un poema de
José
Antonio Muñoz Rojas, de su libro Objetos
perdidos de 1998.
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