Al buzo no le ha gustado el tratamiento periodístico - sobre todo en
los titulares - del triste episodio del criminal nazi Erich Priebke, muerto en
Roma a los 100 años de edad, al que nadie quiere dar tierra. La triste historia
de Erich Priebke de cuyo cadáver nadie quiere hacerse cargo. La evolución de
los titulares es la siguiente:
- Este muerto no es mío, (20 de octubre). Casi el título de una película de Mariano Ozores, con el agravante de que es un espacio de Opinión del periódico.
- Cómo librarse de un nazi muerto. De Hess a Priebke, los restos de los criminales pardos son un grave problema, (21 de octubre). La cosa va a peor.
Pero es que, por el otro lado, está la obligación moral de honrar a los muertos.
Al fin y al cabo parece ser que el género humano, de alguna forma, comenzó a
serlo de verdad, entre otras cosas, desde que se le ocurrió algo más que dejar
a los cadáveres tirados en el campo.
Desde entonces, el respeto a los cadáveres es algo universal y consustancial
al derecho natural. De hecho, en el cristianismo es algo consustancial
a la virtud de la caridad y es una de las obras de misericordia: enterrar a los
muertos.
Fachada del Hospital de la Caridad
Sevilla (de wikipedia)
En Sevilla aún subsiste el Hospital de la Caridad, sede de la
Hermandad del mismo nombre fundada a mediados del siglo XV que tenía
entre sus cometidos la asistencia a enfermos abandonados y el enterramiento de
ajusticiados y ahogados así como elevar sufragios por sus almas.
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