Las frecuentes entradas que veo que se producen en el post dedicado a Gonzalo Garrido y un cierto punto de
nostalgia personal, me han hecho en los últimos tiempos volver la vista a la
década de los ochenta para recordar mi música favorita en esos años.
De ese escrutinio ha revivido,
para este buzo, Precious to me, un hermoso tema que sonó frecuentemente en
Dominó. De hecho, leí en alguna parte que era una de las canciones favoritas de
Gonzalo Garrido. La interpretaba Phil Seymour, batería y cantante estadounidense
(Tulsa- Oklahoma, 1952), que antes de iniciar su carrera en solitario había
fundado en 1974, junto con su amigo Dwight Twilley, la Dwight Twilley Band,
grupo seminal de lo que después se dio en denominar power pop, que dejó para la
pequeña historia del pop-rock esas dos joyas como fueron Looking for the Magic (el enlace va a una actuación en que Phil Seymour toca la batería y Tom Petty la guitarra solista), y
I’m on Fire que, aún hoy, siguen sonando tan frescas y sorprendentes como
cuando fueron creadas, hace más de
cuarenta años.
Después de la separación
de la Dwight Twilley Band, inició su carrera en solitario con la grabación, en
1980, de su primer álbum en solitario que llevaba por título el propio nombre del
cantante, “Phil Seymour”. Precious to me estaba incluida en este primer álbum y
alcanzó un notable éxito, llegando a alcanzar el nº 22 en Billboard Hot 100 de USA y el número 3 en Australia, donde llegó a ser galardonado con un disco de Oro. Es
una rendida canción de amor de ritmo rápido; una joya a medio camino entre el rock y el pop; con
una melodía original y muy pegadiza, llena de fuerza y sensibilidad. Esta canción,
junto con otras del álbum entre las que destacan I Found a Love y Baby it’s You, hicieron de Phil Seymour un
referente de la nueva ola de pop rock que estaba surgiendo en USA y en el Reino
Unido.
En todo caso unos sospecha que el lanzamiento de Phil Seymour, tuvo algo que ver con la pretensión de su casa de discos de asaltar, con alguien procedente del rock, el mundo pop de grandes éxitos comerciales: público adolescente y venta masiva de discos. La imagen misma de Phil Seymour en ese momento trataba, también de llegar a ese público con media melena rubia, ropa ceñida y abandono de la imagen de grupo rock para tratar de llegar al icono de ídolo teenager; un poco al estilo del entones triunfante Leif Garrett.
Tras un segundo álbum de título, ¡viva la originalidad!, “Phil Seymour 2” en 1982, que tuvo menos éxito que el anterior y tras la debacle de Boardwalk Records, la pequeña compañía en que grababa, al morir su propietario, Neil Bogart, su carrera en solitario fue languideciendo, dedicándose en los últimos años de la década de los ochenta a trabajar como músico en grabaciones y actuaciones de otros grupos y cantantes como Tom Petty, Moon Martin y The Textones. A principio de los años 90 le fue diagnosticada leucemia, falleciendo en Los Ángeles en 1993.
Triste final para este príncipe de la música, referente del estilo power pop que ha dejado en nuestras vidas un puñado de canciones sutiles y marchosas, magníficas e inolvidables.
En todo caso, tengo Precious to me como una de las mejores canciones de amor que el pop rock nos ha dado y me viene frecuentemente su melodía tierna, rendida e impaciente al pensar en mis seres más queridos.
Tras un segundo álbum de título, ¡viva la originalidad!, “Phil Seymour 2” en 1982, que tuvo menos éxito que el anterior y tras la debacle de Boardwalk Records, la pequeña compañía en que grababa, al morir su propietario, Neil Bogart, su carrera en solitario fue languideciendo, dedicándose en los últimos años de la década de los ochenta a trabajar como músico en grabaciones y actuaciones de otros grupos y cantantes como Tom Petty, Moon Martin y The Textones. A principio de los años 90 le fue diagnosticada leucemia, falleciendo en Los Ángeles en 1993.
Triste final para este príncipe de la música, referente del estilo power pop que ha dejado en nuestras vidas un puñado de canciones sutiles y marchosas, magníficas e inolvidables.
En todo caso, tengo Precious to me como una de las mejores canciones de amor que el pop rock nos ha dado y me viene frecuentemente su melodía tierna, rendida e impaciente al pensar en mis seres más queridos.