No abundan los poemas
científicos que traten de instrumentos de medida. Por ello nos ha parecido
interesante incluir en poesía y ciencia
una parte del Poema Físico-Astronómico
en siete cantos, obra del marino de guerra y matemático Gabriel Císcar y Císcar.
Lo escribió en los últimos años de su vida; en Gibraltar donde falleció exiliado en 1829. Se trata de una estrofa del poema mencionado, (si es que se “puede” llamar poema a una composición de más de 6.000 versos), dedicado al termómetro.
Gabriel Císcar.
Autor desconocido. (Museo Naval de Madrid)
Lo escribió en los últimos años de su vida; en Gibraltar donde falleció exiliado en 1829. Se trata de una estrofa del poema mencionado, (si es que se “puede” llamar poema a una composición de más de 6.000 versos), dedicado al termómetro.
El termómetro
28 Para determinar por experiencia
Muchos de los efectos expresados,
Han sido con buen éxito empleados
Algunos instrumentos ingeniosos,
Inventados por físicos famosos,
Y meteorológicos llamados,
Porque el nombre meteoro aplicamos
A cuanto en nuestra atmósfera observamos.
Un pequeño cilindro, ó una bolita
De vidrio, en tubo angosto terminada,
Llena de azogue, que el calor excita
Y arroja por la vía prolongada,
A la manera de hérmes bien cerrada,
Constituye el termómetro ordinario;
Aunque de graduarle el modo es vario.
El punto cero suele colocarse,
En donde queda el fluido parado,
Al momento en que empieza a liquidarse
El hielo, de que el todo está rodeado:
Y en el agua que hierve, al fin, señala
Ochenta grados de Reaumur la escala.
El Centígrado muestra el grado ciento,
Pues como cuatro a cinco es el aumento.
El de Fahrenheit da ciento y ochenta,
Más treinta y dos, que en vez de cero cuenta.
Muchos de los efectos expresados,
Han sido con buen éxito empleados
Algunos instrumentos ingeniosos,
Inventados por físicos famosos,
Y meteorológicos llamados,
Porque el nombre meteoro aplicamos
A cuanto en nuestra atmósfera observamos.
Un pequeño cilindro, ó una bolita
De vidrio, en tubo angosto terminada,
Llena de azogue, que el calor excita
Y arroja por la vía prolongada,
A la manera de hérmes bien cerrada,
Constituye el termómetro ordinario;
Aunque de graduarle el modo es vario.
El punto cero suele colocarse,
En donde queda el fluido parado,
Al momento en que empieza a liquidarse
El hielo, de que el todo está rodeado:
Y en el agua que hierve, al fin, señala
Ochenta grados de Reaumur la escala.
El Centígrado muestra el grado ciento,
Pues como cuatro a cinco es el aumento.
El de Fahrenheit da ciento y ochenta,
Más treinta y dos, que en vez de cero cuenta.
Bajo de dicho
punto, señalados
Suelen llevar de quince a veinte grados.
Suelen llevar de quince a veinte grados.
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