Uno no sabe muy
bien de la posible estacionalidad de la hipocondría, esa enfermedad tan
literaria. En poesía y ciencia, nos hemos acercado a ella en el calurosísimo
principio de este verano de 2016.
Estamos ante la poesía clara, precisa e irónica de Virginia Aguilar, joven poeta
malagueña, que se diagnostica enfermedades muy sofisticadas y lee con mucha
atención los prospectos y a Kavafis.
Hipocondría
Conozco bien mis males, y por
eso,
sin número,
sola, me diagnostico
enfermedades muy sofisticadas
Sin ir más lejos ni salir de
casa:
padezco ahora mismo
una terrible fiebre
muy común en los trópicos.
Leo con mucha atención los
prospectos
y a Kavafis.
Guardo cama esperando
esos anunciadísimos y
bárbaros
“efectos secundarios”.
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