jueves, 10 de abril de 2014

El abarrotado mundo de Funes

Ha habido en estos últimos días tres noticias, relacionadas con internet y esta sociedad de la información, que me han hecho reflexionar y que veo relacionadas entre sí; lo que me produce más desasosiego del que ya de por si me producen individualmente, sobre todo, por qué no sé muy bien por qué las vinculo tan íntimamente.



En primer lugar, está lo de no permitir ya presentar la Declaración de la Renta realizada a mano, que da como mucha tristeza porque se ve por donde van unos vientos de la falsa modernidad y por dónde vienen desigualdades y exclusiones innecesarias.  La noticia – que debe ser calcada del gabinete de prensa de la AEAT - dice que eso de que estuvieran a mano (sic),  “…suponía un freno para la AEAT, que gestiona todos los datos informáticamente y que, por tanto, tenía que volcar las declaraciones de estos contribuyentes.”

No parecería gran cosa – en principio - tener que volcar un 0,18% del número de declaraciones, frente a crear 35.000 excluidos; pero ya ven en pleno ataque de soberbia la AEAT considera que es un freno a su modernez. Y es que los contribuyentes piensa sin duda la AEAT, son una lata.



Luego está la profecía del filósofo americano Dennett de que “Internet se vendrá abajo y viviremos oleadas de pánico”, augurando un oscuro futuro, una especie de Mad Max sombrío en que sólo conjuntos de locos en sectas sobrevivirán. Lo que me hace pensar inmediatamente en comprar bolígrafos – que, recuerden, no se pueden utilizar para rellenar la declaración de la renta en España – y volver a apuntar los teléfonos fijos: ¿funcionarán sin internet los teléfonos fijos?; y las direcciones en libretillas.

La puntilla es el artículo La era de Funes de Jordi Soler en El País, en que nos vemos transformados en esos Funes memoriosos de GB de ordenadores y de internet pero sin memoria en verdad; sin experiencias y cada vez con más miedo a la vida real. 


Y encima con el pánico de que se pueda ir internet a freír espárragos y quedarnos sin memoria, sin wasapps y ¡horror! sin enterarnos de lo que se dice en las redes sociales. Pánico total. Dentro de lo malo, ocurriría que no se podría declarar a Hacienda. ¡Que se fastidie Montoro!

Luego oigo en la radio en el coche el anuncio de la creación de una empresa super-innovadora recién creada: la revolución. Aguzo el oído: es una churrería en una gasolinera: ¡la bomba! Al llegar a casa me entero de que Arias Cañete va de candidato a las europeas. Oye, estas dos noticias me han arreglado el día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario