En 1966 Stevie Wonder con solo 16
años, y que hacía ya 3 que habías dejado de ser Little Stevie, graba el álbum Down
to Earth, con el que la Tamla Motown inicia su carrera ya como cantante adulto.
En Down to Earth se combinan algunas versiones de temas conocidos como Mr Tambourine
Man de Dylan o Sixteen Tons, con canciones de compositores de la casa: Holland,
Dozier and Holland o Ron Miller.
Es este último, junto con el letrista
Bryan Wells quienes firman A Place in the Sun, que es, como se apunta en Wikipedia,
una de las primeras canciones de Stevie Wonder con contenidos de tipo social. La
canción es un prodigio de melodía y de continuidad, va como la seda y resulta,
gracias a sus arreglos, ligera y pegadiza. La voz de Stevie Wonder ha dejado ya
de ser la de un niño y tiene, ya adulto, el timbre agudo característico que conservará a lo
largo de su carrera.
A Place in the Sun fue, posiblemente, la primera canción que escuché de Stevie Wonder, en mi Madrid de los primeros
años setenta, de instituto, de pandillas y de guateques a los que llamábamos “reuniones”.
La tengo asociada a la película de 1951 del mismo título protagonizada por Montgomery
Clift y Elizabeth Taylor, melodrama insigne dirigido por George Stevens, que el buzo se ha prometido no
volver a ver nunca más, ya que los personajes sufren demasiado por causa del
mal que aparece y se hace carne en el seno de los, hasta ese momento, inocentes.
Personal y errada asociación porque A
Place in the Sun es, fundamentalmente, un himno para salir adelante, una canción
de redención, la más apropiada para escuchar después de haber hecho una tontería o cuando se está saliendo de una depresión o cuando te tienes que comer el mundo.
Al igual que una rama de un árbol
Quiero llegar a ser libre
(Movin' on, movin' on)
¡Adelante, adelante!
Porque hay un lugar en el sol
Donde hay esperanza para todos
¿Dónde tengo que dirigir mi pobre corazón inquieto?
Hay un lugar en el sol
Y antes de que mi vida acabe
Tengo que encontrar mi lugar en el sol
Es elegante y muy en el estilo Motown la de Diana Ross con las Supremes y los
Temptations. En plan crooner la cantó Engelbert Humperdinck; y Glen Campbell la
rehízo en su pulido y elegante country. Y, con esa letra, le tenía que ir bien
y suena muy bien en reggae en la versión de David Isaacs. Pero ninguna supera
la original de Stevie Wonder.
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