Los periódicos de hoy – al lado de los comentarios y glosas
de la noticia de ayer de la abdicación del rey de España – nos traen las buenas
nuevas – ¡albricias! – de la reducción, en el mes de mayo, de la cifra del
paro registrado en 111.916 y del aumento de los cotizantes de la Seguridad
Social: 198.320 más.
De El País. Fuente Mº de Empleo y Seguridad
Social
En la calle, la gente se lo toma con filosofía y más con el
confuso mezclar del desempleo registrado y el desempleo procedente de la EPA ;y
se oyen comentarios como:
- “Cuatro millones y medio de parados. ¡Ha desaparecido
un millón en un plis-plas!”, comenta uno.
- “Yo es que no entiendo nada…”, contesta el otro; y después de un silencio valorativo dice el primero.
- “¡¡Ah, la estadística!!”
- “Yo es que no entiendo nada…”, contesta el otro; y después de un silencio valorativo dice el primero.
- “¡¡Ah, la estadística!!”
Y a uno le viene a la cabeza el poema Examen de
estadística del profesor de matemáticas José del Río Sánchez,
publicada en poesía y ciencia en febrero de 2012.
¿Qué es la Estadística?
Es una ciencia fotográfica y adivinatoria
que procede en primera instancia
como una película,
donde graban sus números
la realidad y la apariencia.
Cruza después al otro lado
para vaticinar el éxito
o embalsamar la ruina,
pues el oráculo de sus campanas
siempre se puede modular
eligiendo los prismáticos adecuados.
Es una ciencia fotográfica y adivinatoria
que procede en primera instancia
como una película,
donde graban sus números
la realidad y la apariencia.
Cruza después al otro lado
para vaticinar el éxito
o embalsamar la ruina,
pues el oráculo de sus campanas
siempre se puede modular
eligiendo los prismáticos adecuados.
¿Para qué sirven las estadísticas?
Para generar hambres y vender tapaderas,
para dictar la norma
e imponer su razón.
Con ellas se averigua cómo y cuando
llamar a la oración y al voto,
a la guerra y a la trashumancia,
a la risa y al tributo.
Ni las ovejas negras
pueden huir de sus dominios.
Para generar hambres y vender tapaderas,
para dictar la norma
e imponer su razón.
Con ellas se averigua cómo y cuando
llamar a la oración y al voto,
a la guerra y a la trashumancia,
a la risa y al tributo.
Ni las ovejas negras
pueden huir de sus dominios.
El poema recoge sabiamente, las intuiciones y sospechas que
nos asaltan respecto de las estadísticas, de su abundancia interesada y de los
intérpretes, voceros y manipuladores de las mismas.
Con todo, no menospreciemos la estadística. Con ser cierto y
claro que en ella se graban la realidad y la apariencia, que el oráculo de sus
campanas se puede modular eligiendo los prismáticos adecuados y que ni las
ovejas negras pueden huir de sus dominios; es lo único que nos permite medir una buena parte de la realidad que nos rodea.
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