lunes, 23 de junio de 2014

Olímpico Rugby 50º Aniversario. Los infantiles de 2000 (2)

La semana pasada contábamos los inicios de los infantiles de 2000 del Olímpico. En esta segunda entrega, se relatan algunos recuerdos de esos días y de esos primeros partidos.

Solíamos quedar en el aparcamiento del Polideportivo Carlos Ruiz y desde allí íbamos a Alcalá (unos 40 Km), a la Autónoma en Cantoblanco, a Las Rozas, a Majadahonda o donde tocase. Y recuerdo una “perdida” individual apoteósica – eran tiempos sin gepeeses, tomtomes o similares. Cien mil vueltas por Getafe, en que todo se llamaba Juan de la Cierva; buscábamos el polideportivo de ese nombre pero no había forma. Eso sí, pasamos por la calle Juan de la Cierva, el Instituto Juan de la Cierva, etc.: una pesadilla hasta que al final, llegamos.


Un placaje contra el Alcalá

Poco a poco el equipo iba tomando cuerpo. A Rodrigo le pusieron el 5 a la espalda y ya fue todo el tiempo el segundo apertura en la línea del equipo, con “Chinche” de medio melé y Jorge Bermejo de apertura que cuando le salía el partido, lo bordaba.  Recuerdo en la delantera al “Chino” que tenía mucho nervio, chillaba, protestaba  y se acababa metiendo en todos los “fregaos”. Hugo ni hablaba ni protestaba pero llegaba a los “fregaos” antes que el “Chino”. Y estaba Lalo que con su gran envergadura era un tanque cerca de la línea de ensayo. Lo recuerdo con dos o tres contrarios colgados de él a los que iba arrastrando hasta que llegaba y ensayaba.

Fríos y calores. Un sábado de invierno se jugaba en Orcasitas muy pronto por la mañana.  Hacía tanto frío que el árbitro retrasó el inicio una hora y mandó a los jugadores que corrieran por el campo a ver si lo ablandaban porque estaba helado. Y el resto de gente, todos metidos en el bar tomando tazas de caldo hirviendo.

Alegrías y tristezas. Jugábamos en Las Rozas un torneo del Ayuntamiento. Sábado por la tarde y el equipo llegó –como casi siempre – con 12  o 13. Jugábamos contra el Industriales que tenía los 15 y 15 más en el banquillo. El entrenador del Industriales vio el panorama e hizo jugar a tres de los suyos en el Olímpico. Y al acabar la primera parte cambió a todo su equipo. Ese día fue cuando me di cuenta de que el rugby era algo más que otros deportes: era otra cosa y que valía la pena. No dejé desde entonces a animar a Rodrigo para que nunca dejara el rugby.


Atento el medio melé

También a este equipo de infantiles del Olímpico le alargaron un partido contra La Moraleja en Alcobendas. Ganábamos a falta de 5 minutos y al árbitro le dio por alargar el partido hasta que La Moraleja marcó ensayo y ganó el partido. Debió pasar, también, que el árbitro estaba disfrutando con el buen juego de los equipos.

Recuerdo la vuelta de los partidos. Eufóricos y cantando si habían ganado; y si habían perdido siempre había algo bueno, “¡Chaval, menudo placaje que le hice al ocho” o comentarios semejantes. También hubo días malos. Cuando Brualla cayó mal en el patatal que era el campo del Parque Sindical en que se rompió la cadera, o cuando se lesiono Lalo en el campo  de Majadahonda que pareció  sólo una mala pisada y luego fue más grave.

La primera fase de formación de este equipo culminó con su participación en el Campeonato nacional de infantiles en León


El equipo en el Campeonato de León

Después la cosa siguió con nuevas incorporaciones: Alejo, bravo delantero, fortísimo con muy buena visión de la jugada y “Coque”, fino zaguero, ambos procedentes del colegio San Luis de los Franceses; Alejandro Solá y Víctor “Pincho”, amigos de infancia y de barrio de Rodrigo, “Kupa” y alguno más. Con entrenadores nuevos: Julio Bermejo, “Pelos”  (para delantera) y “Viti” (para la línea).

El paso a cadetes y una nueva etapa. Ya más mayores y empezaron a volar por su cuenta en autobuses y trenes. Un equipo más hecho, con garra y envergadura  y que se hacía respetar. 
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