miércoles, 12 de septiembre de 2018

La estatua del Jardín Botánico. Santiago Auserón (Radio Futura)

Hay críticos y poetas que piensan que el el decaimiento actual de la poesía, en el ámbito de la cultura y de la sociedad, se debe, fundamentamente, al hecho de que ésta, en un largo proceso de varios siglos, fue dejando de ser recitada y aprendida, o cantada; hablada en definitiva, para pasar a ser escrita. 

Jaime Gil de Biedma no estaba muy de acuerdo y mantenía que sí había poesía que seguía circulando. Según él había, al menos, tres tipos de poesía que seguía siendo hablada y recitada: los eslóganes, (“Se siente, se siente / Carrillo está presente”, que es un pareado y es poesía), la poesía didáctica (“Sigüenza, Molina de Aragón, Cogolludo, Cifuentes y Sacedón”, poema nemotécnico para recordar los partidos judiciales de la provincia de Guadalajara); y las letras de las canciones de la música popular.




Las letras de las canciones quizás sean el ejemplo de poesía más viva y más vivida. Muchas de ellas tarareadas, las memorizamos y las cantamos y nos acompañan – a veces sin quererlo – toda la vida. En la música popular española hay numerosos ejemplos de letristas – que son verdaderos poetas – de altísima calidad. Como, por ejemplo, Santiago Auserón, de Radio Futura, autor de la magnífica estatua del Jardín Botánico.

 La estatua del Jardín Botánico

Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.

Esperando un eclipse me quedaré
persiguiendo un enigma al compás de las horas.
Dibujando una elipse me quedaré
entre el sol y mi corazón.

Junto al estanque me atrapó la ilusión.
Escuchando el lenguaje de las plantas
y he aprendido a esperar sin razón.

Soy metálico en el Jardín Botánico.
Con mi pensamiento sigo el movimiento
De los peces en el agua

Santiago Auserón Marruedo, (Zaragoza, 1954)




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