Patentado en 1895 por los hermanos Lumiere, el cinematógrafo constituyó uno de los más grandes y populares complejos tecnológicos de los inicios del siglo XX, convirtiéndose con el paso del tiempo – con todo merecimiento - en el séptimo arte. Apareció muy pronto como tema poético, primeramente con su aureola de modernismo y novedad. Más adelante, a través de sus guiones y películas, y de sus actores y mitos, jamás ha dejado de estar presente en la poesía de los siglos XX y XXI.
Cinematógrafo, que
aúna dinamismo, audacia y frescura, fue uno de los primeros poemas en que el
cine es protagonista absoluto. Su autor fue el gran poeta Pedro Garfias que, nacido en 1901, figuró entre los primeros y más
notables poetas del ultraísmo, siendo más adelante paradigma de la poesía
social y política en la guerra civil española y acabando sus días en el amargo
exilio republicano en México, donde falleció en 1967.
Cinematógrafo
Los volcheviques
han cortado los cables eléctricos.
La calle muere en el espejo.
Desde una estrella
vemos el mundo por un telescopio.
Estamos asomados a la vida
por el ojo de una cerradura.
La Bertini está siempre ante el objetivo.
El avión
extraviado se coló en la sala
y conoció su error
al dar en las columnas con las alas.
Intervino el acomodador.
Anoche volé yo sobre Madrid:
Los últimos noctámbulos
lanzaron a mi antena un radiograma
y un loco hermano me lanzó su alma…
Charlot es un muñeco de Sanz.
…¿Se reparó ya la avería?
El viento llega demasiado tarde.
Pedro Garfias (Salamanca, España, 1901 – Monterrey, Mexico, 1967)
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